sábado, 9 de marzo de 2013

Reseña Las Flores de la Guerra (Zhang Yimou, 2011)



Yo tuve la mejor flor

La previa

Con esta película vamos a corrernos un poco de la premisa que habíamos pensado para el blog. Vamos a reseñar una película que no se exhibió en salas en Argentina, ni de manera comercial ni en ningún festival o muestra. Tenemos una buena escusa, y además esto es un blog que joder, tampoco es que haya que ser tan dogmático.

Venimos esperando el estreno de esta película desde principio de año, en parte porque hemos disfrutado enormemente otras películas de su director y también por el cautivante tráiler que pudimos ver cuando la película se estreno en el Festival de Cannes. Pero la espera fue en vano. No sabemos bien porque, pero la película no fue adquirida por ningún distribuidor local. Raro  ya que las tres últimas películas de Zhang Yimou, Héroe, La casa de las dagas voladoras y La maldición de la Flor Dorada tuvieron estreno (y un relativo éxito) en Argentina. Podemos agregar que la película tiene como uno de sus protagonistas a una reconocida estrella hollywoodense, Christian Bale (Batman sin ir más lejos), pero ni siquiera esto pareció convencer a los distribuidores locales de la rentabilidad de la película. La película no tiene estreno programado en Argentina para todo 2012. No hay que descartar que en algún momento se termine estrenando, en el mercado local suelen estrenarse películas con 2 o 3 años de antigüedad siguiendo siempre incomprensibles razonamientos comerciales, pero de momento ni noticias. 


Cuando la película apareció en Cuevana decidimos verla para sacarnos las ganas. Solo se encontraba en una versión de baja resolución, le dimos play refunfuñando y al segundo todo dejo de importar, nos olvidamos de la precariedad de la reproducción como si nada y vimos la película dos veces, una atrás de la otra.

Por supuesto que no pudimos apreciarla como corresponde, en cinemascope y llorando como descosidos, sin inhibiciones, protegidos por la oscuridad de una sala cinematográfica. Pero pudimos apreciar un poco de su despliegue incesante de belleza y decidimos aportar lo poco o mucho que podamos para difundirla. Yu Mo, Shu y el resto de las chicas se lo merecen ampliamente.


La historia

La historia se desarrolla en el contexto de la invasión japonesa a China que sucedió sobre el final de los años 30 y derivo en una ocupación de gran parte del territorio continental chino que se prolongo hasta el final de la segunda guerra mundial.

La acción transcurre durante la retirada del ejército chino luego de la cruenta batalla de Nanjing. En la iglesia del pueblo que ha quedado abandonada coinciden, un soldado chino, un norteamericano, un joven chino malherido, una camada de estudiantes adolescentes y un grupo de prostitutas que debieron abandonar el burdel local.

En medio de la muerte, la crueldad y la destrucción este extraño grupo de gente reunido por el destino, deberán encontrar la manera de sobrevivir y rencontrarse con la humanidad que la guerra  les ha arrebatado violentamente.


El relato

El cine chino esta siendo atravesado por una ola de revisionismo, centrado en la época de la ocupación japonesa. Desde el Wuxia (cine de artes marciales) hasta los melodramas, pasando por el cine bélico obviamente recurren a este periodo histórico para remarcar la resistencia del pueblo chino y su anónimo heroísmo durante aquellos oscuros años. Y es en este aspecto (llamémosle revisionismo patriótico) donde se encuentra el punto menos destacable de la película. Si bien la terrible crueldad de la ocupación japonesa, que no tiene nada que envidiarle al accionar nazi en Europa, es sabida y esta ampliamente documentada, los personajes japoneses de la película están demonizados en extremo careciendo del más mínimo rasgo humano, monstruosas maquinas de violar y matar. El único personaje japonés con algún rasgo de honorabilidad es el Coronel Hasegawa, aunque incluso él termina cediendo a la abominable maldad de sus superiores.

La puesta en escena de la película es tan bella que por momentos enceguece, un ejercicio de estetizacion descomunal. La guerra se presenta con el universo de lo pestilente, lo embarrado, lo devastado de los camiones y soldados que al pasar van  dejando un tendal de cadáveres. En contraposición los planos de los sobrevivientes construyendo su día a día en medio de la nada se llenan de color y de pequeños detalles. Desde un inmenso vitreaux circular del frente de la iglesia, las estudiantes ven llegar al grupo de prostitutas del burdel que buscan refugio, son hermosas y encandilan con sus colores, peinados y vestidos. Las estudiantes en cambio llevan colores opacos el cabello corto y nada de maquillaje, generando el primero de los muchos contrastes que trabajará la película en todas sus facetas, desde lo narrativo hasta la composición de los encuadres.

El grupo de las prostitutas tiene una líder que se destaca, Yu Mo  (Ni Ni). Si entendemos el concepto de “diva” como el de una persona con características de divinidad, alguien que parece elevarse por sobre los demás humanos, entonces Diva es el único calificativo para definir a la actriz Ni Ni durante su interpretación de la prostituta Yu Mo. Es tan hermosa que duelen los ojos después de verla pasar, su forma de desplazarse solamente da cuenta de un ser extraterrenal que por algún extraño acontecimiento  ha decidido bajar y pisar la tierra. Les puede parecer una exageración, pero la verdad que se queda corto. Yu Mo esta rodeada de otras mujeres también hermosas (las demás prostitutas) pero hay algo que la diferencia, que la hace única. La manera en que electrifica la pantalla en su primera aparición atinamos únicamente a compararla con la legendaria entrada en escena de Rita Haytworth en Gilda.

Contrariamente a lo que puede preverse por el poster  e incluso el tráiler, la película no recurre al remanido  tópico del extranjero heroico o bien el del hombre de fe que obra como salvador. Por el contrario subvierte las convenciones de la fe y la religiosidad presentando la iglesia como un lugar vacío y carente de poder que terminara albergando la valentía y el conmovedor humanismo de un grupo de personas que no tendrían ninguna cabida allí, como es el caso de las prostitutas. Siguiendo esa línea encontramos al norteamericano John Miller (Christian Bale)  personaje muy logrado en cuanto a su arco de transformación. El film plantea un juego de sustitución en el cual este personaje, alcohólico y egoísta, pasará por el cura de la iglesia y a partir de ahí se podrán establecer algunos pactos con el invasor y un plan de fuga durante el cual John se reconciliara con su pasado.

El trabajo de cámara y las coreografías de acción son de una espectacularidad impactante. Por solo mencionar una de las magnificas secuencias podríamos referirnos al extenso plano secuencia que recorre el derruido burdel mientras dos prostitutas son perseguidas por soldados japoneses para termina tiroteos y explosiones mediante, debajo del agua con un plano acuático.

Dos personajes arquetípicos representan diferentes aspectos del pueblo chino durante la ocupación. El soldado Tong Dawei representa el emblema de la valentía y la resistencia inclaudicable, mientras que el padre de Shu, un colaboracionista que hace un pacto con los japoneses para tratar de salvar a su hija  demuestra los incontables matices que puede tener el heroísmo en el marco de situaciones extremas y lo injusto de los prejuzgamientos y las polarizaciones.

Como mencionábamos al comienzo de la reseña, el mecanismo de sustitución  esta presente durante toda la película, sustituciones que llegan luego del entendimiento y la aceptación como sucede en la relación entre las prostitutas y las estudiantes, dando lugar al heroísmo y el sacrificio.

Este maravilloso film propone un recorrido por las miserias humanas que afloran en situaciones límites, así como también por la solidaridad entre mujeres y hombres que surge en una situación de vida o muerte. Los chinos con su cultura milenaria y su clasicismo cinematográfico logran un experiencia estética maravillosa y aportan  una mirada  diferente a los trillados tópicos del melodrama bélico para demostrar a través de pequeños lazos y pequeños gestos, el enorme valor de la vida.

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