viernes, 22 de febrero de 2013

Reseña Lo imposible (J. A. Bayona, 2012)



Baja intensidad

La previa

Caminamos por avenida Corrientes hasta el cine Lorca en este verano caluroso y pegajoso que no nos resta ganas de ir al cine, llegamos a la puerta y desde adentro nos hicieron gestos de que faltaba un rato para abrir, a los veinte minutos dieron sala  y vimos llegar  a paso ligero al proyectorista que recibía la cargada de su compañero de la boletería al grito de “ya me iba yo a poner la película”. En las sala éramos cuatro o cinco, se apagan las luces ocultándonos el sesentero alfombrado de las paredes de la sala y empieza la función derecho viejo, sin trailers ni propaganda previa.

La historia

Este film está basado en la historia real de una familia española que sobrevivió al tsunami que en 2004 azotó la costa de Tailandia. Dicha familia tras quedar separada por la tragedia intentará rencontrarse en medio de la devastación.


El relato

La superproducción que implicó esta película está hecha de manera fantástica, la construcción de las locaciones que simulan la tragedia está absolutamente lograda y muestran un gran despliegue de recursos.
Un aire Spilberiano rodea a la película ya sea desde su clasicismo muy bien manejado por el director o el guion propiamente dicho, un melodrama familiar con niños como protagonistas importantes que pueden recordar por momentos a El imperio del sol (Spielberg, 1987).

Las actuaciones son buenas, con lo difícil que es tocar este tipo de temática sin caer en el golpe bajo, es interesante destacar como la búsqueda de la dirección se posiciona en las estrategias de supervivencia y no se detiene en regodeos dramáticos. Las interpretaciones  de Ewan McGregor y Naomi Watts son impecables y los niños se destacan especialmente, sobre todo el que se desempeña como Lucas (Tom Holland) en el rol de un pre-adolescente que está solo con su madre herida en medio de un caos y como poco a poco van diseñando juntos un plan de supervivencia y construyendo vínculos con los demás. Los dos más pequeños Thomas (Samuel Joslin) y Simone (Oacklee Pendergast) quedan junto a su padre están muy bien en sus roles en los matices que conlleva atravesar momentos de absoluta desesperación.

Los efectos especiales del film son increíblemente buenos, el momento de la irrupción del agua en la playa y todo el naufragio posterior es desolador y magnífico. Los pequeños detalles están muy bien cuidados, la ropa que tenía puesta la familia, los objetos que habían manipulado previamente al accidente, como la pelota que fue regalo de navidad  luego servirá como objeto pista para el reencuentro. Es imposible no relacionar la película con Mas allá de la vida (Clint Eastwood, 2010), por lo menos en el tratamiento estético, ya que las dos películas van por derroteros totalmente distintos. Las escenas del impacto de la ola gigantes son primas hermanas. 

Las cámaras debajo del agua en el momento de la gran ola y luego en el naufragio que todo lo arrastra, las tomas aéreas registrando como quedó la costa, dan cuenta de un despliegue de superproducción que realizó el cine español a la altura de Hollywood.

Pese a atravesar una profunda crisis económica, que trajo el cierre de 1200 salas, este film ha tenido 6.000.000 espectadores  en España y este gesto fue muy agradecido por el director en la entrega de los Goya donde ganó el galardón a la mejor dirección. Ciertas personas se molestaron por la extranjerización de la historia, la familia catalana se convirtió en británica y una producción realizada en su totalidad en España se rodó en ingles y con actores foráneos. Cuando se invierte tanto dinero a veces se toman decisiones odiosas en pos de maximizar el rédito de la inversión. Paradójicamente el grueso de la recaudación de la película se dio entre España y Latinoamérica dejando la horrible impresión de que a los hispanohablantes nuestra tilinguería nos hace disfrutar más nuestras películas si están habladas en ingles.

En cuanto al apartado genérico la película se presenta como una opción de baja intensidad. Cine catástrofe que le escapa la efectismo y se centra en el drama humano en lugar de la acción. Melodrama de familia que no abusa del golpe bajo y se vuelve rápidamente esperanzador sin someter al espectador a un excesivo sufrimiento o sensación de angustia. Correcta en todos los sentidos imaginables, Lo imposible emociona lo justo y se deja llevar lentamente hacia el olvido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario