Green Book (Peter Farrely, 2018)
Con 40 grados de térmica, aprovechando el fin de semana yendo de un cine al otro para no perdernos ninguna de las nominadas a los oscars 2019, nos sentamos a merendar y tomar algo fresco en la confitería junto al cine Village Caballito, donde para nuestra sorpresa nos cobraron una botellita de agua 90 pesos, rengueando llegamos a la sala del último piso del cine para ver Green Book. Se proyectó el trailer de La misma Sangre (Cohan 2019) un thriller protagonizado por Oscar Martínez, Dolores Fonzi y Diego Velázquez, además el teaser de La casa de las comadrejas, la última de Campanella.
Una historia sencilla
El nombre Green Book hace referencia a una guía de viaje del mismo nombre realizada en el año 1936 por Víctor Hugo Green, donde se brindaba información sobre lugares de alojamiento y servicios a los viajantes negros que quisieran emprender un viaje por su EEUU sin sufrir violencia y maltrato. La guía era fundamental para evitar pasar la noche de campamento junto a la ruta o pasar hambre ante la falta de una vianda, ya que los hoteles y locales de comida rechazaban la presencia de los negros incluso cuando éstos tenían dinero para pagar esos bienes, cuando no los llevaban presos o les daban una paliza, y mucho más también. La guía se dejó de imprimir luego del año 1964, cuando se declaran la ley de derechos civiles de la mano de Martin Luther King, por lo que el toque de queda y la discriminación empiezan a quedar por fuera del amparo legal. Aunque como vemos y bien sabemos, el racismo no terminó ahí y aún sesenta años después directores como Spike Lee siguen denunciando que esta violencia y exclusión social es nuevamente amparada por el estado. El relato de Farrely se ambienta en el año 1962 cuando la guía aún estaba en vigencia, pero se ubica en una línea menos radical a la de Lee, más edulcorada y algo maniquea para contarnos la historia de un encuentro, de una amistad y aprendizaje entre dos sujetos de orígenes o realidades distintas que encuentran un punto en común.
Un encuentro de gran actuación
Una mezcla entre buddy movie y road movie, con una estética muy linda de época a partir de los lugares que muestra, los autos, pero que no construyen nada sin las grandes actuaciones de los protagonistas quienes verdaderamente “hacen” al relato. Mahershala Ali encarna a Dr. Don Shirley, un distinguido pianista clásico que debe realizar una gira por el sur de su país durante dos meses, odisea peligrosa para un afroamericano por lo que contrata a Tony Vallelonga, un patovica que le hará de chofer y lo protegerá durante todo el viaje. Si bien el guión fué escrito por Nick Vallelonga a partir de las anécdotas contadas por su padre, esta historia real en pantalla no puede evitar caer en el estereotipo, el prejuicio de lo que es comportarse como un italoamericano de clase media o un artista culto, desvía por momentos en la caricatura o la exageración de las acciones. Viggo Mortensen trae algo de la escuela de Christian Bale al engordar para su personaje y dar mucho desde lo físico, en un personaje grotesco que come cuando maneja, fuma cuando come, se acuesta con una pizza, Mahershala Alí contrasta como Shirley que es delicado, sensible, educado al extremo. Aunque por momentos resulta bastante aniñada, la oposición entre ellos está lograda porque entrega un debate entre lo popular y lo culto, que sin dudas fué posible gracias al compromiso y la buena comunicación entre los actores, que se cuenta se llevaron muy bien durante el rodaje. El relato en ese sentido entrega momentos únicos, desde la entrevista de trabajo donde el charlatán Tony describe su área como relaciones públicas, el diálogo sobre la tapa del disco de Shirley y la confusión entre el mito de descenso al averno de Orfeo con unos orphans (huérfanos) frente a una fogata, las escenas de la redacción de las cartas que juegan entre lo metafórico y romántico por un lado, lo descriptivo literal acerca de calentar medias en el televisor por el otro, supremo.
El film parte de la historia de Tony, su trabajo en los clubes nocturnos, su personalidad, los integrantes de su familia para con quien es un hombre amoroso. Incluso hay una intención de mostrar el conflicto de Tony con los negros al comienzo, que pareciera vincularse al hecho de que acepta el trabajo de chofer de Shirley sólo porque está desempleado y no está dispuesto a ensuciarse las manos con algún trabajo sucio que le ofrecen en otros lados. El film no resuelve esta situación porque no pone el foco en mostrar que este personaje cambia su modo de ver las cosas, sino más bien busca hacer prevalecer su identidad, lo esencial italiano y su modo de ver el mundo, ya que mientras en américa se le niega todo a un compatriota por tener otro color de piel, los italianos nunca le van a negar un plato de comida a nadie, mucho menos en la cena de Navidad.
La veo o no la veo
Por qué no. La recomendamos a quienes gustan de los films clásicos, relatos conmovedores y las buenas actuaciones.
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