Doble Homenaje
En el marco de la
retrospectiva que repasa la obra de Román Viñoly Barreto se encadeno el
homenaje y recuerdo, al cumplirse 100 años de su nacimiento, de una de las
figuras mas emblemáticas del teatro, el cine y la televisión argentinos;
Narciso Ibáñez Menta. Para esto se decidió proyectar la película protagonizada por
Narciso (según él mismo una de las mejores de su carrera) y dirigida por Viñoly
Barreto, La bestia debe morir.
La proyección fue antecedida por una mesa que reunió
a distintas personas relacionadas con la obra de Narciso, desde coleccionistas
e investigadores hasta un oscuro personaje que había conocido a Narciso de
manera totalmente tangencial. Los disertantes abordaron distintas aristas de la
obra artística de Narciso como su prolífica actividad teatral en los años 30 o
su revolucionaria incursión en la televisión a finales de los 50 y durante toda
la década del 60. No faltaron los datos sorprendentes, como aquel de que a raíz
del éxito arrollador de los programas de TV de Narciso (hoy perdidos casi en su
totalidad) las salas de cine modificaban los horarios de la funciones nocturnas
ante la futilidad de intentar competir con las emisiones del Fantasma de la
Opera que literalmente vaciaban las calles de la ciudad.
Luego de la charla,
coordinada con la soltura y el carisma de siempre por el presidente del
Festival José Martínez Suarez, se procedió a proyectar la película en una impecable
copia en 35mm. Como dato de color podemos mencionar a una señora mayor sentada
en primera fila que se paso toda la charla fotografiando a Martínez Suarez y
que incluso llego a posar con el de fondo mientras coordinaba la charla, para
que una amiga los retratara juntos. Las fans del presidente del Festival no son
una novedad pero jamás dejan de sorprendernos con su desbordante impunidad.
La bestia debe morir
es un melodrama policial producido por Esmeralda Films (productora del propio
Narciso) y distribuida por la Argentina Sono Film. La película adapta la novela
policial del mismo nombre escrita por Nicholas Blake en 1938. La película narra la historia de un hombre, el
escritor Félix Lane (interpretado por Narciso), dispuesto a todo para encontrar
y asesinar al hombre que mato a su hijo en un accidente de transito y huyo sin
dejar rastros.
Con aristas de superproducción,
la película no escatima en decorados majestuosas y sumamente cuidados y una fotografía
de altísimo nivel que entrega la más compleja y bella de sus escenas durante la
secuencia del fatídico accidente de Marty.
Narciso compone con
sus maneras suaves, sus expresiones faciales y su inigualable presencia a un
personaje torturado que desciende al infierno en su búsqueda de venganza pero
que verá entrometerse en sus planes el amor y la posibilidad de redención.
Los actores se
desenvuelven magistralmente deambulando con paso firme por un guion plagado de
momentos dramáticamente intensos y situaciones de lo más perversas. Destacándose
en este sentido las interpretaciones de Nathán Pinzón y Beba Bidart una pareja
oscura y fascinante.
Si entendemos el
termino “Diva” como referenciado a la divinidad y lo utilizamos para describir
a mujeres únicas que están mas allá de los simples mortales, entonces Diva (con
mayúscula) es el único calificativo posible para la actriz Laura Hidalgo.
Hermosa y cautivante, Laura Hidalgo hace de cada una de sus apariciones un
momento trascendente. Desfilando un vestuario deslumbrante y glamoroso no se
priva de bailar (de manera escandalosamente sexy para una película de esta época),
nadar y llorar desconsoladamente sin nunca dejar ni por un segundo de estar
maravillosa. Actrices famosas y populares hubo muchas en la Argentina, pero
Divas solo dos, la rubia Zully Moreno y la morocha Laura Hidalgo, si alguien necesita
una justificación para este comentario es que nunca ha visto a estas dos
mujeres en pantalla.
Con pulso de policial
que no escatima en grandes momentos de tensión y suspenso la película es también
un melodrama que reflexiona sobre la perdida, la venganza y la posibilidad de redención.
Una gran película que
homenajea en la misma medida las obras de dos grandes artistas como supieron ser
Narciso Ibáñez Menta y Román Viñoly Barreto.
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