La
previa
Un martes gris y lluvioso. Nos
encaminamos hacia el Cinemark de Puerto Madero, incentivados por la dinámica de
festivales decidimos exprimir los 2x1 que tenemos y hacer doble función.
Primero Luces Rojas y con un intervalo de 20 minutos para comer algo entramos
luego a ver Argo (que reseñaremos más adelante). Hay que aprovechar, hubo
varios estrenos interesantes estas últimas semanas y corríamos riesgo de
quedarnos atrasados y con el Festival de Mar del Plata casi sobre nosotros.
La sala estaba realmente poco
concurrida cosa que suele ser habitual en este complejo excepto jueves o
viernes. Para nuestra sorpresa el primer tráiler fue el de The cabin in the woods (Goddard, 2011)
film destinado a ser de culto que recorre los tópicos del género de terror con
niveles de autoconciencia poco vistos. Tuvimos la suerte de ver esta joyita en
el Festival de Sitges (pueden disfrutar su reseña en este blog) y no teníamos
seguridad de que se fuera a estrenar en Argentina, la distribuidora viene
metiéndola y sacándola de la grilla desde hace meses. El título en castellano
es casi siempre un desatino en este caso
La cabaña del terror no es tan nefasto como suelen tenernos
acostumbrados. Esperemos que finalmente la estrenen, al día de hoy la película
volvió a desaparecer de la planilla de estrenos 2012, mucha gente estará
sobradamente agradecida.
La cola continuó con publicidades
varias y un curioso institucional de la Academia Argentina de Cine en el que se
entrevista a distintos jóvenes sobre sus preferencias con respecto al cine
nacional. Todo muy naif y carente de autocrítica, siendo sincero no nos lo
creímos ni un poco, a nuestro parecer el 90 % de los pibes de 16 años solo
podes meterlos al cine a ver una película Argentina si les apuntas con un
revolver en la cabeza. Debería analizarse más seriamente esta desconexión de
nuestra cinematografía para con el principal público de las salas de cine
(jóvenes de entre 13 y 24 años) y no ficcionalizar una identificación que a
ojos vista no existe.
Las expectativas para con la
película eran relativamente altas, Buried
(2010) la película anterior del director nos había gustado mucho. Por otra
parte habíamos tenido la posibilidad de ver Concursante
(2007) su otra película y la verdad que a pesar de partir de una premisa
interesante naufraga inevitablemente por serios problemas en su guion. Digamos
que nuestras apreciaciones para con el director estaban en un empate técnico.
Se bajan las luces, se ensancha la pantalla. La tercera es la vencida.
La historia
¿Existen o no los fenómenos
paranormales? Una prestigiosa científica universitaria (Sigourney Weaver) y su
asistente (Cillian Murphy) se dedican a estudiar y desmitificar los fenómenos
paranormales.
Esta tarea implica enfrentarse a
todo tipo de montajes que se implementan para estafar a la gente que se
encuentra vulnerable por una perdida. O bien a psíquicos que muestran sus
trucos en shows poderosamente atractivos.
Las motivaciones de cada uno de
ellos para realizar esta tarea e incluso sus convicciones entraran en crisis
cuando deban enfrentarse a un psíquico (Robert De Niro) el cual parece poseer
innegables poderes reales.
El relato
Rodrigo Cortés escribe, edita y
dirige su tercer largometraje al igual que lo hizo con los dos anteriores. Como
mencionábamos al principio de la reseña Cortés nos mantiene en un empate
técnico con sus películas anteriores, una muy buena y otra un pastiche
desbordado que desaprovecha una interesante premisa. Lamentablemente Luces Rojas esta mucho más cerca de Concursante que de la mucho más
interesante Buried.
Partiendo nuevamente y como ya es
habitual en sus películas de una premisa interesante la película comienza a
acumular problemas de guion hasta desbarrancar completamente. Pareciera que en
el afán de construir los elementos que dan lugar a la vuelta de tuerca del
final de la película se deja de lado la coherencia de los mismos. Cuando todas las cartas son reveladas, muchos
de los interrogantes que abrió la película se resuelven como simples
coincidencias, mientras que otros, como las misteriosas sesiones privadas de
Silver y su comportamiento en las mismas o la inexplicable golpiza en el teatro
directamente quedan sin explicación alguna.
Sigourney Weaver y Cillian Murphy
entregan buenas actuaciones y le ponen oficio y sentimiento a sus personajes.
En cuanto a Silver, el psíquico interpretado por Robert De Niro, su villano es
casi completamente physique du role y lo lleva adelante con carisma. Un pequeño
papel secundario es interpretado por Leonardo Sbaraglia, en el papel de un
falso mentalista italiano llamado Palladino. Sbaraglia es el protagonista de Concursante y compone en esta
oportunidad a un personaje histriónico que le da un toque de color a la
película para los espectadores argentinos.
Las locaciones alternan entre la
universidad, la casa de Tom Buckley, el personaje que interpreta Cillian
Murphy, y los espectáculos paranormales
en grandes auditorios, así como también el bunker de Simón Silver y su
consultorio de vidente. Predominan los tonos grises y los ambientes deprimentes
con lluvia y mucho frío, subrayados con pericia por la dirección de fotografía.
El film abunda en el despliegue de
tecnología adecuada a los años 70 y nunca termina de quedar claro en que época
sucede la película. Si bien hay autos modernos y computadoras, los
investigadores usan equipamiento anticuado y conducen un autos de hace 30 años.
Esta ambientación anacrónica se nota buscada, aunque nunca se termina de
entender para que. Lejos de una estética da por momentos la sensación de
descuido en la puesta en escena.
El director maneja bien los momentos
de suspenso aunque estos se deslucen en el débil entramado general de la
narración. En ciertas escenas, en particular la del baño hay a nuestro parecer
un exceso de vértigo en el montaje que sumado a la incoherencia de la escena y
a su innecesaria duración la vuelve prácticamente insoportable.
Si bien se disfruta como la película
devela los trucos de los falsos mentalistas y el planteamiento de la historia y
de los personajes resulta interesante, poco a poco el esfuerzo en predisponer
la trama para una vuelta de tuerca metida con calzador la perjudica seriamente.
Si a eso sumamos escenas de tensión que jamás se resuelven y una importante
cantidad de incoherencias que van sedimentando durante el transcurso de la
película el resultado final termina siendo decepcionante y hasta me arriesgaría
a decir, olvidable.
Rodrigo Cortés esta dos a uno abajo
en marcador. Todavía no perdemos nuestras esperanzas en él, eso sí, tiene que
dar vuelta un resultado que no le pinta nada favorable.
Fenómenos paranormales serán el tema central de esta producción, que además de destacar por su historia cuenta con un reparto de calidad. Entre los actores, la participación de Leonardo Sbaraglia es la que más me agradó, un actor que siempre logra excelentes personajes. Sin duda, es una cinta que vale la pena revisar.
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