jueves, 22 de noviembre de 2018

Caperucita y el lobo en clave cine asiático

ILLIANG:La Brigada del Lobo  (Kim Ji Woon, 2018) estreno Netflix octubre 2018


ILLIANG: La Brigada del Lobo, está basada en la Kerberos Saga de Mamoru Oshi, principalmente en la película de anime Jin-Roh.​ La historia transcurre en un futuro cercano en el cual se logra la tan deseada reunificación entre Corea del Norte y Corea del Sur para convertirse en una de las potencias mundiales, junto a Japón, China, Estados Unidos y Rusia. Un movimiento político, la Secta, está en contra de la reunificación y la Brigada Lobo y la policía van a intentar destruir a la Secta para eliminar cualquier obstáculo que impida la unificación. En este escenario un integrante de la brigada y otra de la secta terminan enamorándose.

El director de grandes obras de acción como A Bittersweet life (2005) o la demoledora Encontré al diablo (2010) que supo coquetear con Hollywood en 2013 con El último desafío, Arnold Schwarzenegger incluido, se mete en esta oportunidad con un reconocido manga/anime relocalizandolo en Corea y no en la Japón de posguerra de la obra original. Decisión osada, políticamente compleja (plantear al tema  de la unificación de la península) y que podía generar malestar en los fanáticos de la obra original. Todas molestias tomadas para nada, ya que el director no le da absolutamente ninguna profundidad a la trama política llegando al punto de que si no hubiera una placa al principio jamás nos daríamos cuenta de que el trasfondo de la historia versa sobre la unificación de las dos Coreas. A la manera de la obra original, todo se reduce a una pelea de facciones dentro de un gobierno autoritario donde la disputa es por el poder mismo sin que se atisbe una sola cuestión político ideológica. Aparentemente la película transcurre en Corea del sur, ¿quienes están a favor de la unificación y quienes no? ¿Por qué razón toman estas posiciones? ¿Al margen de la secta, que opina el resto de la gente? Bien gracias. De todo esto ni noticias.  Esto vuelve a la película unidimensional y le quita el que podría haber sido uno de sus principales atractivos y diferenciaciones con la obra original.

El film arranca con un enfrentamiento entre la Brigada Lobo y la Secta, Lim, el soldado protagonista miembro de la brigada, se detiene frente uno de los miembros de la Secta, caperucita roja y no puede matar, se hace presente un trauma que lleva a cuestas esta brigada por los hechos en una masacre de víctimas inocentes denominado viernes sangriento. La policía tiene una disputa interna con la Brigada Lobo y va a intentar hacer caer a Lim en una trampa.

La puesta en escena con referencias al comic en que se basa la historia es despampanante, trajes, escopetas, armaduras, en una locación subterránea de alcantarillas con agua corriendo que se tiñe de rojo. El territorio bajo tierra es el que habita la resistencia, la Secta y todo la película van a sucederse enfrentamientos.

El enfrentamiento de dos fuerzas una policial a cargo de Minho Choi (Kim Chul Jim) y otra parapolicial cuyo líder es Woo sung Jung (Jang Jin tae) ponen en juego las estrategias de cada uno y la habilidad que pueden llegar a esgrimir en pos de lograr el poder. Cometiendo actos terribles escudados en el mantra fascista de “alguien tiene que hacer cosas terribles y repudiables pero necesarias para mantener el orden y nuestro estilo de vida” mantra que engloba desde Batman hasta Jack Bauer.

La alegoría al cuento de caperucita roja presenta una serie de dibujos muy hermosos haciendo gala de su hermandad con el comic, pero además funciona como una historia dentro de otra a modo de las muñecas rusas, creando un relato polifónico donde conviven la historieta, el cuento tradicional, la narración del cuento, la película de acción. La pantalla se sacude con tiros saltos, caídas, paredes derrumbadas, drones que disparan y un héroe duro que dentro del caparazón tiene un corazón enamorado que llora en silencio el amor a la distancia por la chica del otro bando. El amor va a ser inevitable pero quizá sea también imposible entre caperucita y el lobo.

La lluvia constante, los paraguas multicolor y las luces de la ciudad contrastan con los violines que acompañan a los protagonistas en su desencuentro en un juego de melodrama a la Wong Kar Wai. Lo mejor y más logrado de la película junto con la espectacularidad de las escenas de acción. Dos cualidades, el melodrama descarnado y la acción vertiginosa, donde el cine coreano se muestra imbatible.


jueves, 1 de noviembre de 2018

Tapando el sol con la mano

Se trata de un estreno que viene realizando un recorrido con éxito, tres premios en el 66 Festival Internacional de Cine de San Sebastián: mejor director, mejor actor a Darío Grandinetti y mejor fotografía. Repasar la entrega de premios recuerda que la cultura es un espacio de libertad de expresión, el director mencionó el rumbo truncado de la cultura en la Argentina de hoy y Pedro Sotero DF brasileño pidió por la libertad a Lula da Silva. Darío Grandinetti mencionó cuán importante es la jugada del director al retratar la etapa de nuestro país que fue la antesala de una tragedia en momentos en que el mundo gira a la derecha, Benjamín Naishtat pone su aguda mirada en la gran previa al último golpe cívico militar en la Argentina. La temática de los crímenes de última dictadura y de la triple A han sido temas muy trillados en la filmografía nacional. Una gran cantidad de películas dedicadas al tema literalmente y también poéticamente genera una cierta resistencia frente a cada nueva entrega, al menos a esta cronista. Es deuda entonces destacar la mirada lúcida de Naishtat, que elige contar una historia en este contexto con una propuesta original, narrando de manera metafórica y jugando a citar la cinematografía de la década del 70’ a través de sus recursos formales.
En un pueblo del interior desaparece una persona, situación de la cual el espectador es testigo. Claudio (Darío Grandinetti) el abogado protagonista del film resulta involucrado y la familia de la víctima (Daniel Cremonesi) contrata a Sincler, el investigador más prestigioso del momento (encarnado por Alfredo Castro) para resolver el caso.

Una  mención especial para Daniel Cremonesi como el actor del momento desde Kriptonita (Loreti, 2015) en adelante, pasando por El Marginal (Ortega, 2017) y Un gallo para Esculapio (Ortega-Stagnaro, 2017) series televisivas que sin dudas lo hicieron conocido ya que gracias a la última fue galardonado como actor revelación en junio de este año. También formó parte del elenco de El Potro, lo mejor del amor (Muñoz 2018). Aplausos para Cremonesi que en esta peli desarrolla un rol pequeño pero fundamental y muy difícil por el momento breve para la gran explosión que deja en escena.


Darío Grandinetti es ya todo un duro del cine nacional, ha pasado por todo tipo de roles, eso hace que construya por momentos casi una empatía, lograda con la maestría de un actor que deja todo en su interpretación, que se atreve a ser miserable y coqueto como contrapartida, mientras lo patético hace que las estructuras del respetado abogado del pueblo se desarmen completamente. El investigador es sencillo pero implacable, la mano dura de la dictadura pinochetista. Una sola pregunta suya descompone, implosiona la vida de Claudio. Sincler es bueno en su oficio pero deja ver su lado oscuro también y esto es interesante porque Naishtat compone personajes que escapan al maniqueísmo tradicional, intentan hacernos cómplices de la veta que los une por encima de todo, eliminar la amenaza del comunismo.


En cuanto a lo formal, la fotografía es maravillosa, acompaña la caída en desgracia del protagonista destacando sus estados que van siendo cada vez más inestables, el rojo sangre, el rojo de eclipse, el rojo de un pus a punto de estallar. El recurso del zoom como cita por ser un recurso en desuso marca la presentación de personajes, el abogado y el forastero al estilo duelo. El tratamiento de imagen, los colores, el grano del cine de los '70 en homenaje.


El film trabaja con un montaje alterno entre el realismo casi documental y la alegoría poética, armando estos dos niveles para desarrollar el relato. La desaparición de una persona al inicio del film versus la hija del abogado preparando el rapto de la cautiva para una muestra teatral. La actitud de los espectadores marplatenses frente a un eclipse, por un lado un equipo de pibes con la remera del mundial 78’ juega al fútbol en la playa sin registrar el cambio de color del cielo, por el otro los que tienen los anteojos y están mirando el fenómeno. Los hechos que acompañan la trama enhebran crímenes sobre los que no se dice nada -la apropiación de objetos de una vivienda- que hacen que se forme un increscendo ensordecedor a la hora de pensar en lo que significa callar para una sociedad. La confección de un armado que va dejando estela de los horrores. La violencia está presente desde la propaganda de caramelos Bonafide que finaliza con disparo a cámara hasta el discurso de la profesora que proclama vivir en un país donde cada uno pueda trabajar tranquilo son todas formas de la violencia, del que la ejerce envalentonado por la oscuridad reinante.
La gran alegoría que recorre toda la película es la democracia herida de muerte mientras se acomodan los hilos de la noche que va a atravesar el país, donde vale todo hasta apropiarse de los hijos de otros. La veo o no la veo Si estás buscando pasar un rato de entretenimiento no va por ahí, es un film para reflexionar y para pensar. Interesante, dado a la relectura y que busca y logra no dejar indiferente a ningún espectador. No es “otra película sobre la dictadura” aunque no escapa a esto que ya es a todas luces un género dentro del cine nacional, aporta una mirada genuina e interesante, recomendable incluso para los que no son muy afectos a este tipo de películas.