domingo, 24 de febrero de 2019

Conduciendo a Doc Shirley

Green Book (Peter Farrely, 2018)


La previa

Con 40 grados de térmica, aprovechando el fin de semana yendo de un cine al otro para no perdernos ninguna de las nominadas a los oscars 2019, nos sentamos a merendar y tomar algo fresco en la confitería junto al cine Village Caballito, donde para nuestra sorpresa nos cobraron una botellita de agua 90 pesos, rengueando llegamos a la sala del último piso del cine para ver Green Book. Se proyectó el trailer de La misma Sangre (Cohan 2019) un thriller protagonizado por Oscar Martínez, Dolores Fonzi y Diego Velázquez, además el teaser de La casa de las comadrejas, la última de Campanella.


Una historia sencilla

El nombre Green Book hace referencia a una guía de viaje del mismo nombre realizada en el año 1936 por Víctor Hugo Green, donde se brindaba información sobre lugares de alojamiento y servicios a los viajantes negros que quisieran emprender un viaje por su EEUU sin sufrir violencia y maltrato. La guía era fundamental para evitar pasar la noche de campamento junto a la ruta o pasar hambre ante la falta de una vianda, ya que los hoteles y locales de comida rechazaban la presencia de los negros incluso cuando éstos tenían dinero para pagar esos bienes, cuando no los llevaban presos o les daban una paliza, y mucho más también. La guía se dejó de imprimir luego del año 1964, cuando se declaran la ley de derechos civiles de la mano de Martin Luther King, por lo que el toque de queda y la discriminación empiezan a quedar por fuera del amparo legal. Aunque como vemos y bien sabemos, el racismo no terminó ahí y aún sesenta años después directores como Spike Lee siguen denunciando que esta violencia y exclusión social es nuevamente amparada por el estado. El relato de Farrely se ambienta en el año 1962 cuando la guía aún estaba en vigencia, pero se ubica en una línea menos radical a la de Lee, más edulcorada y algo maniquea para contarnos la historia de un encuentro, de una amistad y aprendizaje entre dos sujetos de orígenes o realidades distintas que encuentran un punto en común.


Un encuentro de gran actuación

Una mezcla entre buddy movie y road movie, con una estética muy linda de época a partir de los lugares que muestra, los autos, pero que no construyen nada sin las grandes actuaciones de los protagonistas quienes verdaderamente “hacen” al relato. Mahershala Ali encarna a Dr. Don Shirley, un distinguido pianista clásico que debe realizar una gira por el sur de su país durante dos meses, odisea peligrosa para un afroamericano por lo que contrata a Tony Vallelonga, un patovica que le hará de chofer y lo protegerá durante todo el viaje. Si bien el guión fué escrito por Nick Vallelonga a partir de las anécdotas contadas por su padre, esta historia real en pantalla no puede evitar caer en el estereotipo, el prejuicio de lo que es comportarse como un italoamericano de clase media o un artista culto, desvía por momentos en la caricatura o la exageración de las acciones. Viggo Mortensen trae algo de la escuela de Christian Bale al engordar para su personaje y dar mucho desde lo físico, en un personaje grotesco que come cuando maneja, fuma cuando come, se acuesta con una pizza, Mahershala Alí contrasta como Shirley que es delicado, sensible, educado al extremo. Aunque por momentos resulta bastante aniñada, la oposición entre ellos está lograda porque entrega un debate entre lo popular y lo culto, que sin dudas fué posible gracias al compromiso y la buena comunicación entre los actores, que se cuenta se llevaron muy bien durante el rodaje. El relato en ese sentido entrega momentos únicos, desde la entrevista de trabajo donde el charlatán Tony describe su área como relaciones públicas, el diálogo sobre la tapa del disco de Shirley y la confusión entre el mito de descenso al averno de Orfeo con unos orphans (huérfanos) frente a una fogata, las escenas de la redacción de las cartas que juegan entre lo metafórico y romántico por un lado, lo descriptivo literal acerca de calentar medias en el televisor por el otro, supremo.


Una película de Navidad

El film parte de la historia de Tony, su trabajo en los clubes nocturnos, su personalidad, los integrantes de su familia para con quien es un hombre amoroso. Incluso hay una intención de mostrar el conflicto de Tony con los negros al comienzo, que pareciera vincularse al hecho de que acepta el trabajo de chofer de Shirley sólo porque está desempleado y no está dispuesto a ensuciarse las manos con algún trabajo sucio que le ofrecen en otros lados. El film no resuelve esta situación porque no pone el foco en mostrar que este personaje cambia su modo de ver las cosas, sino más bien busca hacer prevalecer su identidad, lo esencial italiano y su modo de ver el mundo, ya que mientras en américa se le niega todo a un compatriota por tener otro color de piel, los italianos nunca le van a negar un plato de comida a nadie, mucho menos en la cena de Navidad.

La veo o no la veo

Por qué no. La recomendamos a quienes gustan de los films clásicos, relatos conmovedores y las buenas actuaciones.







miércoles, 20 de febrero de 2019

Ya no sos igual

El infiltrado del KKKlan (BlaKkKlansman, Spike Lee, 2018)

La previa

A pocos días de la entrega de los premios Óscar, la última película del legendario Spike Lee compite en los rubros: Mejor película, Mejor director, Banda sonora, Montaje, Actor de reparto y Guión adaptado. El estreno en Argentina pasó desapercibido, tuvo poca publicidad y la exhibición fué fugaz. El director y el protagonista del film en la vida real, el detective Ron Stallworth y autor de la autobiografía llamada Klansman, llevada al cine por iniciativa de Jordan Peele (ganador del oscar 2018 al mejor guión original por Get Out!) han participado en diversos programas y shows televisivos dando detalles de la historia real que se cuenta en el film y sobretodo la intención de concientizar al público sobre la vigencia del racismo y la cultura del odio en la sociedad, no sólo norteamericana, sino mundial (piensen en Brasil por ejemplo). El elemento que utilizó Lee para lograr una crítica efectiva fué agregar al relato escenas reales, en las que vemos a Donald Trump diciendo con absoluta irresponsabilidad en público que los que propagan la superioridad de la raza blanca son buenos chicos, a David Duke (ex líder de KKK) hablando sobre presentar una lista para tener representación en el gobierno y finalmente el asesinato de una manifestante de derechos humanos, que en plena movilización es asesinada por un auto que intencionalmente le pasó por encima. Este hecho sucedió en el año 2017, en pleno rodaje de la película, es ahí cuando Spike Lee decide incorporar las escenas a modo de epilogo al final, como una cachetada de realidad al espectador (Wake Up! Despertate).


Contra la hegemonía con el absurdo

La historia comienza cuando Ron Stallworth entra a la policía del estado de Colorado, que entre destratos y discriminación finalmente encuentra su lugar como espía cuando logra infiltrarse en una organización de Ku Klux Klan. Ron es interpretado por John David Washington (hijo de Denzel) y encarna un tipo templado, ecuánime, lo suficientemente superficial como para manejar un personaje según lo requiera la circunstancia. Porta una contradicción: es negro y trabaja para una fuerza policial que mata negros. Ron no es un idealista que quiere cambiar el mundo, es un desclasado que pretende hacer el trabajo que le gusta y logra una hazaña con ayuda de sus compañeros. Este elemento contrario a la lógica le aporta un tono descontracturado a la mirada crítica que se quiere plasmar, una combinación justa entre tomárselo con soda y con absoluta seriedad que otorga un plus que favorece el discurso del film y lo vuelve original.



Los odiadores son todos iguales

Ron se pone en contacto telefónico con la agrupación racista y logra infiltrarse gracias a que pone en acción el lenguaje del odio con el que el otro empatiza inmediatamente. Ese lenguaje no es otro que el del sentido común y como bien muestra el film, es reproducido hasta el cansancio por periodistas de televisión (Alec Baldwin encarna uno, con presencia fugaz pero efectiva para el relato), por la radio, por la cultura popular. Una vez aceptado por teléfono, el agente Flip Zimmerman (Adam Driver) será quien se caracterice como Ron en las reuniones presenciales y deberá sobrellevar estos encuentros, no sólo lleno de cables, sino con mucho tino y estómago para no ser descubierto. Flip la pasa mal sobretodo ante las sospechas de Felix Kendrixson (Jasper Pääkkönen) y su esposa Connie (Ashlie Atkinson) dos fanáticos racistas que lo acusan de judío y hay varios momentos de tensión cada vez que aparecen estas acusaciones. La locura de estos personajes queda plasmada no solo en cómo se expresan (“a pesar de todo debo decir que los negros bailan bien” dice el personaje que interpreta Paul Walter Hauser) sino en las acciones que llevan a cabo, después de todo son terroristas norteamericanos. Volviendo a Flip, este personaje tiene un arco de transformación ya que a partir de que se infiltra comienza a reflexionar acerca de su identidad y el valor del ritual como elemento de afirmación, de pertenencia a una comunidad o creencia. No es sólo el lenguaje lo que nos define sino también nuestros actos.

Contra la hegemonía con la reflexión

Laura Harrier interpreta a Patrice, una militante universitaria que organiza charlas y congresos sobre los derechos de los negros y allí conoce a Ron que asiste a uno de estos eventos infiltrado. El aséptico Ron trata de conquistarla y comienza una relación que se irá definiendo entre charlas de lo más interesantes donde se chocan distintos puntos de vista irresolubles. Los encuentros que organiza Patrice y al que asiste por primera vez Ron (y el espectador también) construyen cierta mística a partir de lo que se dice allí, vemos la contemplación del que escucha desde rostros recortados, miradas atentas, concentrados en las palabras y reflexivos sobre historias de mártires y sobre una idea de belleza distinta a la que muestran los vitrales de las iglesias, muy lindos y emocionantes discursos que el espectador seguramente no olvidará.


La veo o no la veo  

Muy recomendable para todos los públicos, un policial reflexivo y entretenido, ambientado en la década de los ‘70 de la mano de un buen director.





lunes, 18 de febrero de 2019

Una historia de amor

La Favorita (Lanthimos, 2018)



La previa

Nos acercamos a la fecha de entrega de los premios Oscar, y se van estrenando las películas nominadas, en esta entrega La Favorita de Yorgos Lanthimos. La llegada hasta este cine es un tanto accidentada por las obras del maldito Paseo del Bajo, no existe  ningún tipo de señalización ni senda peatonal, tan solo un cartel que dice circule con precaución, salen grúas de la obra, bajan los autos de la autopista y apenas se puede ver la circulación por Av. Ing. Huergo, bastante aterrador el cruce, esquivando el tránsito. En el cinemark Puerto Madero se mantiene durante todo el año la promoción de entrada económica 170 pesos, en la sala hay cuatro espectadores además de la cronista, hace calor en Buenos Aires y el aire aún no cubre semejante temperatura ya que es la primera función. Propagandas sin parar y por suerte llegan los trailers Alita, angel de combate (Rodriguez, 2019) de animación y superacción Vox Lux (Corbet, 2018) la vida de una estrella pop encarnada por Natalie Portman desempeñando un rol muy fuerte, se la ve entregada, junto a un Jude Law maduro un poco baqueta, conjugan una dupla prometedora.

La historia

Se trata de una historia de amor y pelea de poder, un triángulo amoroso entre la reina Ana Estuardo encarnada por Olivia Colman, y dos damas de la corte Lady Sara (Rachel Weisz) y Abigail (Emma Stone). Se sitúa en una corte en el siglo XVIII es por esto, que se debe tener mucho cuidado al hacer apreciaciones tales como “la reina lesbiana”, si bien es imposible despojarnos del contexto en que vivimos no podemos leer un estado patriarcal y monárquico del siglo XVIII en clave de género.



Datos históricos

Ana Estuardo fue la única reina escocesa que ocupó el trono de Gran Bretaña, luego hubo intentos y militancia del pueblo escocés por restaurar uno suyo al trono pero esto nunca volvió a ser posible. Su gran problema, no pudo tener hijos, de hecho tuvo 17 abortos, es tremendo imaginar las condiciones del siglo XVIII para una mujer embarazada, además en su condición de reina está todo en función de la descendencia. En este marco se inserta la historia que nos cuenta Lanthimos, una Ana encarnada por la enorme Olivia Colman, con pequeños detalles de la intimidad, pinceladas de la soledad que para estos personajes prácticamente no existe, el vínculo que la reina tiene con Lady Sara; su mano derecha le aconseja qué decir en la corte y cómo manejar las estrategias en la guerra con Francia, y también comparte su cama.

Abigail (Emma Stone) es prima de Lady Sara y le pide trabajo en el palacio, es empleada como sirvienta y logra un acercamiento a la reina que le permite manipular algunos hilos.


El arte y los vestuarios están anclados en la paleta de los marrones y el ocre, madera y brocato, espacios oscuros de gran opulencia. Es casi todo en interiores y está muy bien recreada la ambientación con luz de velas que da un tono oscuro y siempre anaranjado en los distintos cuartos del palacio.


La trama va ir cerrando filas entre los favores que logran de la reina hacia cada una de estas dos damas, es importante destacar que Lady Sara es una estratega y en cambio Abigail hará jugadas por presión de los torys que aprovechan su influencia, la cercanía y la oportunidad hacen que las fichas se inclinen hacia una y otra en distintos momentos que generan tensión. La banda sonora hace focalización interna en el personaje de la reina y sus estados de ánimo.


El entorno de cualquier persona que tenga poder está plagado de intereses, trepadores y conspiraciones, no por nada hasta el presente determinadas figuras viajan con su cocinero o tienen alguien de su confianza en el equipo de cocina. La vida dentro de la corte llevaba un control de la población super eficiente, pues se conocían las prácticas y las personas que servían al palacio dentro o fuera, no iban mucho más allá. Lo que podamos inferir de las costumbres de la reina en particular son especulaciones acotadas, seguramente el estado estaba muy interesado en la garantía del heredero y consideraba a las reinas no mucho más que una máquina de parir, la cantidad de hijos perdidos de Ana Estuardo es estremecedora ¿quien no enloquecería en semejante situación? y con la medicina del siglo XVIII es un milagro que haya sobrevivido.

La actuación de Olivia Colman es maravillosa, es una gran actriz y entrega un papel fabuloso, se la ha visto en roles muy diferentes, enfermera o jefa de policía, es lindo verla en plano glamour. Su construcción del personaje plantea un arco sutil muy bien logrado va de a poco brindando una ventana para espiar la intimidad de una poderosa y su despecho de amor.
Rachel Weisz desempeña un papel duro, es la que sabe del campo de batalla y del afuera del castillo, es la que lleva la trama política y se equilibra con la reina quien define puertas adentro con toques de capricho y cierto infantilismo que roza la caricatura. La irrupción de Abigail además de formar un triángulo posibilita la conspiración para otros que están a la espera de la grieta. Emma Stone desentona un poco en el ámbito británico, lleva bien su rol pero no llega a la altura de la dupla.


La veo o no la veo

Si te gustan los dramas decimonónicos y las intrigas de alcoba, es tu película, si buscás más la veta historiográfica rigurosa no va por ahí, pero podés disfrutar en cambio de grandes actuaciones.





domingo, 10 de febrero de 2019

La danza de las brujas


Suspiria (Luca Guadagnino, 2018)

La previa
Se proyectaron cinco trailers de películas de terror: Escape Room (Robitel, 2019) original propuesta donde seis amigos deben sobrevivir en un juego de escape bastante real; otra remake de un clásico Cementerio de animales (Kolsh, Widmyer); El manicomio: la cuna del terror (Pate, 2019) terror del estilo Blair Witch Proyect; Feliz día de tu muerte II (Landom 2019) para un público adolescente y Obsesión (Knight, 2019) con Matthew McConaughey y Anne Hathaway con un plot al estilo Cuchillo bajo el agua de Polanski.

La película
Se trata de una remake de un exitoso film de Dario Argento, director italiano que realizó cantidad de películas y quien llevó el giallo al cine, anticipándose a lo que una década después sería el género slasher.  Guadagnino le hace un homenaje recreando el fantasma con efectos similares, las habitaciones de la academia, los planos de la ventana, pero deja de lado la iluminación con colores, característico de los espacios del film original (azules y rojos) y aquí hace todo lo contrario, la imagen es bien realista, opaca, elige marrones y beige bien setenteros, recuerda en lo formal a una película de Fassbinder. La película de Argento además es referenciada con una puesta en escena ambientada en el mismo año del film original -1977- en la Berlin pre unificada y desde lo técnico con recursos narrativos típicos de la cinematografía de aquella década, como el uso del zoom por ejemplo. Incorpora el contexto histórico real para acompañar la historia e insiste en contar, desde la imagen televisiva y la radio, los secuestros del ejército rojo, la segunda guerra mundial como antecedente de esa coyuntura política alemana, el nazismo y los campos de concentración; además hay algunos diálogos sobre el rol de la mujer en esa sociedad, aunque en verdad todos estos elementos no tienen función alguna en la trama, sólo funcionan y hasta cierto punto en el personaje del psicólogo, que es quien va a tratar de explicar desde una mirada realista la desaparición de Patricia en la academia de danza.


El recurso de la danza funciona muy bien a nivel expresivo con los trajes y los movimientos, sugieren una conexión con lo sobrenatural que funciona perfecto hasta que aparece, en paralelo, el gore extremo, muy fuerte y difícil de soportar no solo por la duración prolongada de la violencia física sino porque es llevada al máximo a través de efectos especiales muy realistas, al extremo desagradables, que para los que estamos acostumbrados al muñeco de plástico nos resultan demasiado fuertes. Cada vez que Susanne (Dakota Johnson) se pone a bailar sangra la herida de la primera escena, al menos eso le ocurrió a quien les habla. Más allá de esto, el suspenso está muy bien logrado en algunas escenas, sobretodo cuando las chicas se pierden por el edificio y se van metiendo en lugares tenebrosos. Aparecen además elementos clásicos sobre la figura de la bruja, los rostros en claroscuro y vistas en contrapicado, carcajadas y voz chillona, comunicación mental e ilusiones ópticas que en ocasiones logran transmitir algún que otro escalofrío. El rostro de la bruja caracterizada como un monstruo deja poco lugar a la imaginación y tiene poca fuerza en su forma esquelética.

La historia comienza cuando Susanne llega a la academia de danza Markos donde queda pupila y se convierte en la figura principal de la obra que se está preparando, mientras su compañera comienza a sospechar que se oculta algo de la desaparición de dos alumnas. Existen algunas diferencias con el film original respecto a cómo se van develando todos los elementos y el final es diferente con vuelta de tuerca. El personaje de Tilda Swinton, Madame Blanc, tiene un arco interesante, además la actriz no sólo encarnó a la oscura coreógrafa sino que además se caracterizó como el psicólogo y la transformación es impecable ya que su figura esbelta y larga no se reconoce en el encorvado anciano. La actriz tiene un historial de interpretación de personajes andróginos, tiene un rostro y una mirada única, entre misteriosa y temible, transmite una sensación de oscuridad en el personaje de Madame Blanc otorgándole el peso necesario para el desarrollo del drama.

La veo o no la veo
Si buscás terror lo vas a encontrar en un 8% del total del relato, pero si te gustan las historias de brujas y lo mágico te puede gustar. Ojo! Si sos sensible a la violencia física cuidado, te puede resultar difícil, pero si te gusta mucho el gore vas a encontrarlo en escenas más y menos realistas.

lunes, 4 de febrero de 2019

Una trilogía de origen

Glass (M. Night Shyamalan, 2018)


Introducción a la trilogía
Glass es el cierre de la trilogía de superhéroes que comenzó hace casi veinte años con El protegido, una propuesta novedosa, audaz y genial de M. Night Shyamalan que afortunadamente no quedó ahí y pudo cerrar el universo con la última entrega. En el medio lanzó Split en el año 2016, ambas películas que el espectador necesita ver para encontrarle el sentido a Glass y poder disfrutarla.


El protegido (2000) es la traducción en español de Unbrekable -Inquebrantable- El film cuenta cómo David Dunn (Bruce Willis) descubre que posee habilidades sobrehumanas como fuerza extraordinaria, reconocer un delincuente por medio del tacto y no morir al impacto de una bala, aunque su kriptonita es el agua. Elijah Price (Samuel Jackson) un fanático de los cómics, poseedor de una mente superior, cuyos huesos son tan frágiles como el cristal, intenta convencer a David que no es un sujeto común y que es posible la existencia de personas con habilidades extraordinarias como los personajes de las historietas. Se trata de un relato oscuro sobre el origen del superhéroe, que narra el difícil proceso interno del personaje en el descubrimiento de sí mismo más que el despliegue de sus habilidades, una historia del sujeto común que busca su verdadera identidad y encuentra lo extraordinario.

Shyamalan inserta una mirada realista en el universo de los cómics y abre un mundo de ficción original que sin dudas merecía su expansión, aunque el proceso llevó su tiempo. Según explica el director, Split -Fragmentado- pudo ser posible en un contexto donde el público goza de lo raro, donde lo extraño de un personaje como el de Kevin Wendell Crumb ‘La horda’ (James McAvoy), un sujeto con personalidad múltiple, sea aceptado y no tenga connotación negativa, algo que veinte años atrás hubiese provocado resistencia. El relato cuenta cómo tres de las personalidades de Kevin (Patricia, Dennis y Hedwig) secuestran y mantienen encerradas a tres chicas para alimentar a la bestia cuando aparezca, una nueva personalidad por venir, la número 24, la única con características sobrehumanas como extrema fuerza, caminar por las paredes y velocidad y sigilo animal. Referencias inevitables de este personaje son Hulk, Jeckyl y Hyde, el Hombre Lobo, pero aquí la dualidad surge desde el interior del personaje y no de un elemento exterior, por lo cual va a incorporar el psicoanálisis para acompañar el suspenso, y esto reaparece en Glass.

El conflicto entre lo real y lo fantástico desde el suspense es sin dudas una marca de autor, que demuestra con cada entrega una posibilidad distinta pero siempre fiel a su estilo. Con esta trilogía, esa premisa se enciende como las luces de neón de la entrada de una tienda  de cómics o de un templo de fe en el universo de la ficción. La apertura o aceptación fue tal que toda la sala del cine se quedó a ver si había una escena postcréditos (para que sepan, no la tiene)

Glass
Se trata de una película de escape de la cárcel, en este caso, del hospital psiquiátrico. David Dunn y la Horda son capturados y encerrados en un instituto donde también está internado Elijah Price o Mr. Glass. Los tres quedan bajo la custodia de la psiquiatra Dr. Ellie Stample (Sarah Paulson) que intenta convencerlos que sus poderes no son reales sino el producto de una creencia o delirio de grandeza del que ella es especialista, mientras que los mantiene inmovilizados con tecnologías de control propias de una prisión o centro de tortura: drogas para mantener dormida la supermente de Elijah, un tanque de agua para ahogar a David si intenta escapar, luces que cambian la personalidad de la Horda de inmediato.

A pesar del limitado presupuesto, los elementos que construyen el relato logran ofrecer una estética singular. Propone un dispositivo tipo panóptico en la configuración espacial del hospital, con su fachada vista desde planos cada vez más generales, los interiores mostrados desde las cámaras de seguridad, ubicadas en los pasillos y en las habitaciones, el monitoreo como la mirada del control pero también como la que instala la prueba definitiva de lo real, sin filtro ni mediación. Por otro lado el vestuario con colores que caracterizan a cada personaje con sus singularidades y que se van lavando a medida que dejan de creer.

Cada personaje tiene su acompañante: la madre de Elijah (Charlayne Woodard) siempre incondicional y sin asco para con su hijo, Joseph el hijo de David quien trabaja con su padre en la captura de criminales, Casey (Tanya Taylor-Joy) que finalmente conocemos lo que sucedió con su tío y acude en ayuda de Kevin al enterarse de su paradero en los medios de comunicación. Joseph y Casey, cada uno por su lado, intentan ingresar al instituto pero siempre están mediados por la psiquiatra que busca hacerlos dudar de sus convicciones o intenta manipularlos. Los personajes quedan un poco atrapados en los argumentos científicos de la psiquiatra y visitan tiendas de cómics buscando respuestas. Las comiquerias como templo de revelación o como espacio de información es algo bien propio de Elijah y su madre y va a operar en ese mismo sentido en estos otros personajes por primera vez
.

El personaje de la psiquiatra, una mujer sumamente perversa con su rostro angelical de María Eugenia Vidal y sus habitaciones de tortura, luego de interrumpir el enfrentamiento entre David y La horda y encerrarlos en el hospital, ejecuta su plan de intentar desactivarlos. En el psiquiátrico, el personaje que más se desarrolla es claramente el de James McAvoy, quien llega a interpretar 20 de las personalidades del loco Kevin. David encadenado queda como suspendido y habla de sus habilidades a la psiquiatra pero no intenta convencerla y la deja proceder. Esta situación contenida bajo el proceder de la Dr. Stample queda desplazada cuando finalmente se pone en marcha el brillante plan Mr.Glass, que viene a cumplir con todas las expectativas y nos entrega un villano extraordinario, impredecible e histriónico, Samuel L. Jackson la rompe de verdad (más allá de que aparecen algunos elementos resueltos así nomás en el guión, como el guardia distraído o datos históricos imposibles sobre la historia de la humanidad que no detallaremos para no spoilear la trama).

La veo o no la veo

Si viste las anteriores El protegido y Split tenes que mirarla, si no las viste hacelo antes de ver Glass. Si te gustan las historias de superhéroes te pueden llegar a gustar ya que tienen referencias al mundo de los cómics y todos los elementos necesarios para configurar un universo nuevo. Si te gustó Sexto sentido o La Aldea, si estás buscando una propuesta original en films de suspenso o te gusta la mezcla de lo real con el fantástico, miralas. Pero si buscás acción, efectos especiales y mucho ritmo te va a decepcionar. Siempre vale la pena la entrada cuando están Bruce Willis y Samuel L. Jackson juntos. Si no viste El protegido te estas perdiendo de algo.