lunes, 25 de marzo de 2019

Chicas poderosas



Capitana Marvel (Anna Boden, Ryan Fleck 2019)

La previa
A sala llena incluso en la primera función de las 11 de la mañana del primer jueves de estreno, conseguimos asientos con dos días de anticipación para la función del sábado en la primera semana.




La historia
La historia cuenta cómo Vers, en medio de la guerra entre los Kree y Skrulls, cae en la tierra y descubre quién es en realidad.

Capitana Marvel es Carol Danvers, tiene la capacidad de canalizar energía estelar con lo que puede derribar enormes objetos y hasta volar. También es una soldado de guerra y piloto de aviación de la Fuerza Aérea norteamericana, por lo que lleva los colores de la bandera estadounidense en su traje, aunque por el accidente -mediante el cual obtuvo sus poderes sobrehumanos- debió recibir una transfusión completa de sangre alienígena.

El relato

La primera parte presenta el conflicto de guerra entre los Skrull y los Kree, los primeros alienígenas metamorfos, los segundos una raza militarista que posee altos conocimientos científicos y avanzada tecnología. Vers (Brie Larson) que se quedó sin memoria de su pasado desde el accidente, es un arma de guerra Kree y su comandante Yon Rog (Jude Law) la entrena en el control de su fuerza para participar en los combates.

Están entre nosotros
En la primera misión contra los Skrull, Vers cae en la Tierra junto a tres de ellos. Las persecuciones y los enfrentamientos en medio de la ciudad ante la mirada desconcertada de todos tiene algo de la ciencia ficción de los años ‘70, mientras que los Skrull metamorfoseados en ancianas tirando golpes de karate recuerdan el humor de los Monty Phyton. El sentido del humor es amplio y diverso, tiene reminiscencias a la primera Hombres de Negro (Sonnenfeld, 1997) en el personaje de Goose, el gato alienígena de figura lovecratiana que adoptan Nick Fury (Samuel Jackson) y Vers para que los acompañe en sus aventuras, y así como Orion llevaba la galaxia en su cinturón, Goose llega a ser el portador del Tesseract. También Talos (Ben Mendelson) porta algo de ese universo ficcional extraterrestre de comedia de los ‘90 cuando debe hacer un esfuerzo para no ser descubierto en la falsedad de la máscara que pretende disimular.
Todo el sentido del humor que despliega el film se construye también con las limitaciones de la tecnología de la generación VHS y la estética se refuerza con música extradiegética de No Doubt, Blockbusters, cabinas telefónicas y look grunge. Fury está como nunca lo vimos anteriormente, tiene sentido del humor, sonríe constantemente, logra una complicidad con Vers en los juegos sobre métodos para infiltrarse en un lugar, o cuando indagan sobre los límites metamórficos de Talos.



Mi amigo el extraterrestre
El conflicto de identidad de Vers se construye con la imagen de un sueño que se repite desde el comienzo del relato, pero cada vez va mostrando una nueva información y se revela como un recuerdo que debe recuperar. La tecnología Skrull, capaz de meterse en su mente, le permite usar esas imágenes como si fuera un programa de edición donde poder ver una y otra vez lo mismo y captar los detalles, es un recurso interesante y novedoso. El reencuentro con su amiga y la extrañeza que genera el presente de esa relación da un giro hacia el personaje de su sobrina, cuando describe en voz off las fotografías que se van superponiendo en una escena cargada de dulzura. Y Talos no escapa a ese lado tierno que presenta el film, aún a costa del dolor de estómago de muchos de los fans del personaje del cómic.


Capitana
Brie Larson encarna un personaje que toma un protagonismo insólito en la saga cinematográfica ya que en el universo de los cómics no cumple un rol de importancia ni trasciende demasiado. Aquí la capitana no sólo encarna una fuerza extraordinaria sino que su poder está a la altura de cualquiera de los Avengers, a los que ya se suma como una par en la guerra contra Thanos en EndGame que se estrena el mes próximo y cierra una etapa para dar lugar a una nueva generación de super heroes.
La actriz ya tiene un Oscar por su protagónico en La habitación (Lenny Abrahamson, 2016) y fué la doncella de la que se enamoró el rey gorila en Kong: La isla calavera (Jordan Vogt-Roberts, 2017) Además es cantante, directora y guionista, hoy se encuentra en la cima de su popularidad con este personaje, que además representa la primer protagonista mujer de la historia cinematográfica de Marvel.
De la cuestión de género y la construcción de una mujer fuerte, heroica, poderosa desde la mirada de Marvel, puede decirse que la capitana aparece despojada de toda sexualidad: desde su vestimenta o ‘look’  se configura en ‘chongo’ a partir de su ropa grunge, campera de cuero atada en la cintura, remera de cuello redondo, la cresta cuando se transforma en Capitana Marvel, pero no llega a establecer un romance con su amiga, aunque en algunas escenas pareciera que hay algo más entre ellas por la profundidad de la relación y enorme afecto que muestran por la otra. Tampoco hay pareja con Yon Rog, aunque en apariencia suceda algo más allá de lo laboral, el juego va por la competencia física que ambos alientan (cosa de machos) hasta que, en un momento, ella corta con eso al enunciar la frase más feminista de todo el relato: no tengo que demostrarte nada.

La veo o no la veo
Es muy entretenida, está llena de nostalgia millenial, humor y extraterrestres. A tono con el resto del Universo Marvel, y si te gustó todo lo anterior que hizo, esta te va a gustar también.

domingo, 17 de marzo de 2019

El ojo del espectador



La doncella (Park Chan Wook,  Estreno en Netflix, marzo 2019)


La previa


Park Chan Wook es un director coreano que nos encanta, una debilidad de la casa. Creador de la insuperable trilogía de la venganza (Simpatía por el señor Venganza (2002), Oldboy (2003) y Lady Venganza (2005)) y de hermosos delirios como Soy un cyborg, pero esta todo bien (2006). Un autor que hace de la violencia y el erotismo sus pilares sin perder nunca un tono de melodrama desbordado. Un personaje único, incluso dentro de una cinematografía tan ecléctica y virtuosa como la coreana. Su reciente incursión en Hollywood donde realizó Stoker (2013), un film fiel a su estilo pero con actores del star system, le permitió ser estrenado en nuestras salas. De regreso en su Corea natal tenemos que conformarnos con el streaming para ver su última película,  La doncella, donde ecualiza de forma diferente sus pulsiones y nos entrega mucho más erotismo y bastante menos sanguinolencia.
 


                                           


La historia


En la Corea de los años 30 una joven llamada Sooke es contratada para trabajar en una casa de la clase alta de la ocupación japonesa al servicio de la misteriosa heredera Lady Hideko. Ella forma parte de un plan ideado por Fujiwara, apodado como “el Conde” quien pretende acceder a la fortuna en cuestión casándose con la heredera, para eso deberán confrontar con el Tío Kouzuki, viudo de la tía de la joven Hideko, quien también quiere casarse con ella y viene preparándose para este fin hace años.



La cámara se mueve por momentos a la altura del tatami, un juego muy de homenaje a Ozu Yasujiro que hacía de este recurso la particularidad de puesta de cámara. Las escenas en exteriores como la vista del ciruelo son casi fantásticas, los caminos, los ríos que atraviesan todo está cuidado al detalle y realizado con el mejor buen gusto, recordando por momentos la puesta en escena preciosista de directores como Wong Kar Wai.
                                   


El relato se divide en tres partes, la primera nos presenta el plan que lleva adelante el Conde para quedarse con la fortuna de Lady Hideko y los pasos que articula con su cómplice Sooke. Los planes pueden fallar y así empieza un enredo donde nada es lo que parece. En las dos partes sucesivas se desarrollará la intriga dando vueltas y aportando piezas que el espectador deberá acomodar.


El cambio de focalización resulta entretenido y sorprende, a la manera de Rashomon (Kurosawa,1950), los cambios de puntos de vista agregan nueva información y resignifican lo ya visto construyendo por capas la historia. Incluso se repiten escenas con un montaje diferente (otras puestas de cámara, diferentes elipsis) con magníficos resultados narrativos. El recurso formal funciona de forma maravillosa permitiendonos en el cambio de perspectiva percibir de distinta manera los matices de la actuación de las dos protagonistas. Lo que en un primer visionado se entiende como ingenuidad, se convierte en malicia, la seducción se transforma en manipulación, etc. La doncella concentra en sus tres nombres (que terminarán siendo cuatro, pero no queremos spoilear) este juego de engaños y ocultamientos. Sooke su verdadero nombre, Tamako el nombre coreano falso que elige al ingresar a trabajar a la casa, y Okju el nombre japonés con el que la bautizan sus nuevos patrones.  



Las locaciones son descomunales, el interior del palacio híbrido, anglo- japonés con sus diversas construcciones y los detalles de puesta de época son majestuosas. Los vestuarios, la puesta en escena de Tío Kouzuki para la lectura de cuentos eróticos es con tramoyista y cambios de fondo del escenario. Las escenas en que Tío Kouzuki copia libros que luego venderá como incunables con historias e imágenes son en una biblioteca del palacio con gradas de madera un enorme escenario y vitrinas que contienen imágenes y textos a modo de exhibición. La cuestión de la obsesión de los personajes por ser y parecer extranjeros (japoneses, ingleses) le agrega un matiz de reflexión política solo atisbada para los que no somos locales y desconocemos aristas del contexto histórico y social de la corea de los años 30.

Como en todo buen relato  nada está librado al azar. Es un deleite como ciertos objetos y situaciones que a primera vista parecen caprichosos o meramente estéticos (la soga, los cigarrillos azules, la horquilla) son retomados e incorporados de forma fundamental a la trama.




El foco del relato va a detenerse en el erotismo y no tanto en las escenas de acción y violencia a las que estamos acostumbrados, de modo que por primera vez el autor trabaja otra línea. Incluso hasta existe la posibilidad de un final feliz.


Las miradas, los encuentros, las escuchas tras las puertas fusuma (puertas corredizas japonesas) construyen el deseo en crescendo hasta que se produce el encuentro de los cuerpos y es ahí donde pone el eje Park Chan Wook, en la calentura que puede cegar o hacer temblar los planes más elaborados.


La veo o no la veo.


Y sí, ¿Que estás esperando? Y de postre mirá o re mirá la trilogía de la venganza, nunca es tarde para dejarse retorcer las tripas por Park Chan Wook.

domingo, 3 de marzo de 2019

A medio camino

Venganza (Hans Peter Moland, 2019)




La previa

Las expectativas para ver a Liam Neeson siempre son altas y más aún en su clásico papel de duro, ya está grande y según sus declaraciones es su último año en protagónicos de súper acción. Entonces vamos preparados a esquivar tiros, correr y rodar.

La historia

Nels Coxman (Liam Neeson) es el abre caminos de la Ciudad de Denver, ya que maneja las barredoras de nieve que posibilitan las circulación del tránsito, vive junto a su esposa Grace y su hijo Kyle. A partir de un episodio en que que Kyle queda involucrado, Nels se convertirá en una máquina de venganza capturando a los implicados. En este camino se cruzan dos grupos de narcotraficantes, sus territorios y cargamentos.

Este film es una remake de Uno tras otro del mismo director noruego pero en 2014, lo que se puede inferir entonces es que hollywood habrá querido tener su propia versión de esta película ya que más allá de un presupuesto mayor, los planos son prácticamente los mismos. Además de esta curiosidad, el film plantea dificultades, no se termina de jugar, por un lado se produce el enfrentamiento entre dos bandos y sus intereses, pero el camino del héroe parece perfilar en encuentro con otro padre que busca venganza, aunque lo esboza solo al final. Se produce otro encuentro al que se le dedica un tiempo, es el de padre e hijo entre Nels y Ryan (Nicholas Homes) el hijo del villano, parece dibujar un acercamiento pero no se entiende muy bien porqué.


Se desliza un clima que se asemeja a una comedia negra pero no llega a ser como Snatch donde Ritchie juega con la casualidad y la estupidez, como hacer un boquete para ingresar a donde la finalmente se descubre que la puerta estaba abierta. Roza la fatalidad de los hermanos Cohen en Fargo, donde un mismo apellido puede confundir a un sicario y llevarlo a cometer el crimen equivocado. El insert de gráficas para narrar los decesos, incluso los créditos con orden de desaparición tienen gracia pero no se nivela con la trama y su transcurrir

La veo o no la veo

Siempre es lindo ver a Liam pegando y pegando, le falta un poco de condimento, será que nos ponemos exigentes.