domingo, 30 de junio de 2019

Cabalgar hacia el ocaso

Toy story 4 (Josh Cooley, 2019)

La previa

La saga de Toy story es una de las más esperadas, y aún en tiempos de pobreza la taquilla revienta de espectadores. Los más pequeños venían marcando agenda impulsados por la enorme propaganda que está en toda la ciudad y ellos detectan con pericia, en una esquina o a bordo del auto en una autopista. El tenedor de Toy Story ya era un favorito antes que ningún niño hubiese visto la película. 




La historia

Se agranda la familia, como ya es habitual en cada nueva entrega de la saga. Esta vez es el turno de los juguetes construidos por los niños en el jardín o algún taller y los juguetes perdidos, abandonados en parques de diversiones o tiendas de antiguedades. Estos descastados, Forky  un objeto reciclado, un tenedor de plástico que con ojos y otros atributos que cobra vida para acompañar a Boonie, la dañada Gabi Gabi o la empoderarda Bo, se mezclan en las peripecias de un Woody crepuscular que descubrirá que hay muchas maneras de ser un juguete, de encontrar un propósito y de ser feliz.  

El relato

Tal como pixar nos tiene acostumbrados, el despliegue es maravilloso. Las texturas, la iluminación, los diseños de los personajes todo es superlativo. Es obvio mencionarlo, pero inevitable. En esta oportunidad el protagonista excluyente es Woody. Los tiempos cambian y Woody ya no es el favorito de Bonnie, queda arrumbado en el placard varios días sin tener protagonismo lo que lo lleva a replantearse el sentido de su vida. La trama fluye y la acción es trepidante por momentos, sin nunca resignar el humor y la ternura, lo que por ahí se extraña de la entrega anterior (la mejor pelicula de escape de cárcel desde Shawshank Redemption)  es una coralidad que entregaba un momento estelar a cada integrante de la banda. Aquí hasta Buzz está un poco deslucido. La saga también recurre a escamotear hasta el último momento quién es el villano, esta no es la excepción aunque con una vuelta de tuerca redentora al final.  



Los personajes secundarios pujan por robarse cada escena y todos están maravillosamente guionados y diseñados, desde los que tienen peso dramático específico como Forky, Duke Caboom o Duky y Bonny hasta los más periféricos como Giggle McDimples o el trío de Combat Carls.   
Una mención a parte para Bo Peep la pastorcita que dio el gran paso, ya que en la primer película de la saga es una gansa que solo felicita a Woody y lo besa actuando casi como una pieza decorativa, en esta ocasión se presenta totalmente renovada, aggiornada a los tiempos que corren Bo peep es una muñeca de armas tomar, lleva adelante la troupe de la feria y no se resigna a no poder decidir sobre su destino. 



Toy Story vuelve a estirar los límites de su imaginario, sobretodo el de la prohibición auto impuesto por los juguetes a interactuar directamente con los humanos y aporta en la figura de Forky y de su compañera cuchillo el poder de los niños de insuflar vida a cualquier cosa con la que jueguen o le profesen cariño.  Sin complicarse mucho en estas reflexiones la película entrega una aventura clásica, cargada de ternura y agranda su acervo de personajes inolvidables. 

La veo o no la veo.

No me hagan seguir repitiendo obviedades.

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