jueves, 6 de febrero de 2020

El ingles de los huesos

1917 (Mendes, 1917)


La previa


Con 10 nominaciones para las estatuillas que se entregarán este domingo en la alfombra roja. La película 1917 de Sam Mendes se estrenó el jueves pasado en la Argentina, su director que ya tiene en su haber un oscar por Belleza Americana se despachó con una película épica situada en la Primer Guerra Mundial como indica su título con excelente técnica  y grandes actuaciones, combinados con anécdotas de familia.





La historia


En 1917, en pleno combate entre ingleses y alemanes dos soldados deberán llevar un mensaje a las tropas que se encuentran del otro lado del frente para poder detener una masacre.


El relato


La construcción de las trincheras, los uniformes, los utensilios todo el arte cuidado al detalle haciendo presente la época. Las actuaciones son muy buenas, el ciclo del héroe será trazado por el personaje de Will encarnado por George MacKay con su meta y sus plazos a cumplir controlados a precisión del reloj británico marcando el ritmo en medio de una guerra donde no sabe bien qué día es. La lógica de la guerra es tenebrosa y tiene ese toque de pulsión de muerte que prepara sujetos para matar-morir dejando su ser pivoteando entre un androide y un posible ser humano en algún lugar. Las escenas iluminadas por el fusil de los soldados, o ciudades iluminadas por los incendios y explosiones constituyen una despliegue técnico fenomenal. La utilización de la cámara y el despliegue como un gran plano secuencia a la altura de la trinchera o acompañando los arrastres a nivel del suelo le imprimen una veracidad medio de documental que aterra.


A partir de una misión que les ordenan, Will y Blake son elegidos para llevar un mensaje al otro lado del campo de batalla, pasando por el campo enemigo deberán enfrentar la adversidad estando solos y resistiendo las trampas y la tierra de nadie.

Renacimiento


El director logra confeccionar un mosaico que contiene un trazo grueso de guerra, caos, sangre, muerte y desolación combinado con delicadas pinceladas que insertan una suerte de renacimiento y esperanza. Blake y Will inician el cruce a campo traviesa, espacios enormes llenos de muerte y muertos con sus cuerpos en descomposición, bombas y proyectiles abandonados, aviones en combate, y las pocas construcciones en pie incendiadas, construyen un mundo desolador. Los cuerpos exhaustos, heridos, aturdidos, ahí donde todo parece teñirse de desesperanza, donde solo las ratas parecen ganar algo, aparecen pequeños hilos de ternura, como pequeñas detenciones. La primera cuando los soldados encuentran unos cerezos en flor talados y sin frutos, sin duda los enemigos retiran todo a su paso para no dejar comida. Blake cuenta a Will que su madre cultiva cerezos, Will plantea que es una lástima, ya que estos árboles están muertos. Blake le cuenta que todos los carozos que caigan en la tierra cuando se pudran serán la semilla del doble de cerezos para la próxima primavera y que se verá ese campo como nevado por las flores de los árboles.


La segunda escena de fuga al espanto, es cuando Will encuentra en un refugio a una chica con un bebé, no se sabe su nombre, es rechonchito y vital, Will le canta una canción de Edward Leard (poeta inglés contemporáneo de Lewis Carrol) “con un cedazo no iremos al mar” es un juego de sentido ya que plantea algo así como con un colador no podremos navegar. Es una escena pequeña, dulce. 


La tercera sería casi como un real renacimiento ya que Will está en el agua del río un poco a la deriva ya no le faltaba mucho para llegar al otro lado pero está cansado pierde fuerzas y un poco se desvanece, en ese momento empieza a sentir las flores de cerezo como nevando sobre su rostro, ahí recupera el aliento y logra salir del río.


La trama avanza con increíbles efectos especiales por momentos se mezcla la luz del amanecer con los campos incendiados y se pueden apreciar las siluetas de los soldados recortados por el fuego. Nuevamente la nada, los soldados, las trincheras el intento de cumplir la misión serán los pasos que mantienen la vida de los personajes al límite junto con la tensión del espectador.




Mendes entrega escenas muy impactantes y las cruza con anécdotas de su propia familia de su abuelo, que peleó en la Primera Guerra.


La veo o no la veo


Es sin dudas una película para ir a ver, si te gustan las de guerra te va a gustar por lo fidedigno de las reproducciones, fusiles, mochilas, bolsas de arpillera, en cuanto a la acción hay un poco de todo y también un cacho de ternura.

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