viernes, 7 de diciembre de 2018

Apta para mayores de 13 años


Rapsodia Bohemia (Bryan Singer, 2018)


En los días cercanos al estreno la emoción llevó a mirar videos de Queen en youtube como para entrar en sintonía, el buscador arrojaba en primer lugar Live at live aid que explotaba de vistas (113 millones la última vez que chequeamos) anticipando el éxito que venía siendo la película en todo el mundo. El estreno en Argentina estuvo cercano a coincidir con  el aniversario de la pronta partida de Freddie Mercury de la que se cumplen ya 27 años, es imposible eludir la idea de que el cóctel no llegó a tiempo por muy poco, maldita sea la suerte.


Es una tarea difícil hacer una biopic sobre Freddie Mercury, una figura muy querida que todos conocemos y hemos visto miles de veces, sin contar su infinito carisma que recreado tenía todas de perder. El síndrome de la banda tributo. Desde el punto de partida tenemos un gran desafío, encarnar a un gran mito del rock que es conocido y querido mundialmente. Podemos decir que la biografía se centra en la historia de la banda Queen y no en la historia de Freddie a modo cabalgata, de hecho Brian May y John Taylor son productores del film haciendo entendible la elección.

Se trata de un grupo de música que dejó estela en su paso, ver el modo en que Axl Rose se movió en el escenario y cómo tomaba el micrófono no hace más que recordar la puesta en escena de Freddie, quien marcó un estilo único en los shows en vivo. La película cuenta que una de las preocupaciones del grupo era buscar empatía con el público mediante ritmos y gestos que el público pudiera copiar o contestar y son los famosos diálogos con el público que seguimos viendo y disfrutando por youtube.

Es una decisión acertada del film no mostrar a un Mercury abatido, enfermo terminal, eso se agradece pero peca tal vez de un maniqueísmo que raya la ingenuidad al poner todo lo negativo de los aspectos del cantante reunidos en Paul, un productor que los acompaña desde el inicio y que tiene una relación con Freddie quien también aparece como el único del grupo que incurre en excesos y pérdida de control. Los otros tres aparecen en las fiestas con sus esposas y se retiran temprano y apenas beben unos sorbitos de champagne. Si bien se comprende que se realizó como apta para mayores de 13 años y que como dijimos más arriba May y Taylor son los productores, las actitudes resultan un poco ridículas.

La composición del personaje protagónico a cargo de Rami Malek está muy bien, es una caracterización muy lograda, tal vez exageraron un poco con la prótesis de los dientes que le hacen tener que cerrar la boca con cierta incomodidad, tal vez al actor le sirvió para entrar en personaje pero no hace falta. Un aplauso especial para Gwlym Lee que interpreta a Brian May y es muy, pero muy parecido en la forma en los gestos y el look, todo muy bien logrado. Ben Hardy como Roger Taylor también está muy bien, encarna el rol con solvencia. Finalmente Joseph Mazzelo, interpreta a John Decon quizá el más tímido y misterioso de la banda, brinda una excelente actuación.


Un punto interesante que la película soslaya es lo que representaban Queen en general y Freddie Mercury en particular para el público. Esta relación se aborda de forma unilateral, en los juegos vocales de la banda con su público durante los shows, pero no desde lo que significaba la estética y la performática de la misma para sus fans. En un tiempo de restauración conservadora, con Thatcher y Reagan reescribiendo el orden mundial y el flower power muerto y enterrado, un gay sensual y estrafalario cautivaba a las masas. Había algo poderoso que sublimaba en Freddie y que era aceptado por públicos dispares, una idea de libertad y desinhibición. Recordemos que en 1981 en la agonía de la dictadura Queen paso por la Argentina y llenó 5 estadios de fútbol en dos semanas.        

En cuanto a lo formal el film abre y termina con el show que se hizo para recaudar fondos por el hambre en África en 1981, Live Aid. La realización está cuidada al detalle con los micrófonos cableados y tableros reproduciendo la tecnología de la época, las caracterizaciones como ya mencionamos son impecables.  La elección de este show en particular como corolario del recorte de la vida de la banda resulta agridulce, ya que expone la claudicación del rock y su decisión de dejar de ser una fuerza contestataria para pasar a ser una ONG benéfica. De cambiar el mundo a buscar paliar algunas desigualdades que se aceptan como inamovibles.


La película dedica gran parte de su metraje a reproducir conciertos de la banda (Live Aid con sus 25 minutos completos) decisión que agradó mucho al público pero que resulta extraña. Si quiero ver a Queen tocar, veo a Queen tocar, sobran filmaciones. Lo que uno esperaría de una biopic es una profundización de los aspectos no visibles, las relaciones interpersonales, los trasfondos de la producción artística, etc. y ahí es donde lamentablemente la película resulta más floja.




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