Reseña Valiente (Brenda Chapman, 2012)

Mucho pelo y pocas nueces

La previa

La única sala que ofrecía la proyección de Valiente en idioma original era la del  Village Caballito, solo dos funciones por día y en 3D. Los complejos Village no están entre nuestros favoritos, sea porque tienen las entradas más caras de toda la ciudad o bien por una suerte de aire elitista que parece respirarse en el lugar. Pero la perspectiva de ver la película sin horrendos doblajes en “neutro” (existe un adjetivo menos atractivo para describir algo que “neutro”) y mas importante aun, sin hordas de insufribles niños, terminó por convencernos. Además teníamos un as en la manga.

 La cadena tiene 2x1 con tarjeta Santander Río, no dudamos en ir para allá enarbolando inocentemente el plástico. Cuando nos toco nuestro turno avanzamos hacia la ventanilla y ni bien la cajera nos vio  tarjeta en mano,  aclaró que para las películas en 3D no es válida la promoción,  y así cada entrada valió 48 pesos. Era medio obvio pero a veces la posibilidad de ahorro nos termina cegando.

Las salas del Village tienen varios pisos donde nos perdimos hasta encontrar los baños, en el camino descubrimos un extraño, y un poco aterrador, “Baño para niños” con puertita chiquita y todo. El  patio de comidas estaba repleto, aunque aún no habían arrancado las vacaciones de invierno y era un jueves por la noche. Tratando de comprar un cono de símil helado en el Burger King (de puro vicio la verdad) demoramos más que en obtener el nuevo pasaporte. Nos reconfortaba la idea que toda esa marea de niños alborotados se mantendría alejados de nuestra sala. Nuestras equivocaciones de la noche estaban lejos de terminar.

 Las butacas eran numeradas y más allá de que era en idioma original varios niños estaban junto a sus padres con los anteojos 3D ya colocados y con mucha energía, corriendo, pateando asientos, haciendo preguntas. No sabemos que mueve a un padre a llevar a su hijo de 5 años a ver una película subtitulada, sobretodo habiendo cientos de funciones en español en ese mismo cine. De lo que si estamos seguros es que el niño no lo disfruta y que el resto de los espectadores que tienen que soportar su constante e inevitable demanda de explicaciones, tampoco.

 Se apagaron las luces y empezó un bombardeo de propaganda que para nuestra sorpresa incluía publicidades de lavandina y jabones desinfectantes, productos que nos resultaron de lo más extraños para promocionar en cines. Luego, dos tráilers y el corto de Pixar que va siempre previo a la proyección de sus películas. Nos relajamos y tratamos de pensar en positivo, la carísima entrada, los niños alterados en la sala, todo valdría la pena porque estábamos a punto de ver otra gran película de Pixar.

Como venia la noche no nos sorprendió darnos cuenta que nos volvimos a equivocar.

La historia

Merida, una hermosa princesa escocesa, con cabellos rojos enrulados y rebeldes al viento, llega a la adolescencia y sus padres programan las pruebas tradicionales que deberá vencer el caballero que se case luego con ella. Merida no quiere casarse y logra hacer un hechizo  a la reina para que no se siga adelante con los planes de la boda, este hechizo trae sus consecuencias y Merida intentará deshacerlo enfrentando grandes desafíos.

El relato

Pixar suele ser sinónimo de dos cosas, innovación tecnológica y excelentes películas. Y a la hora de hablar de Valiente es inevitable compararla con las demás películas de la productora. Todavía tenemos fresco el recuerdo de toda una sala de cine moqueando con el final de Toy Story 3, excepcional película que maneja una increíble  mixtura de géneros y nos entrega una de las mejores películas de “fuga de cárcel” de los últimos tiempos.  Y aunque arrastrar estos antecedentes le pone muy alto el listón a cualquier película, lamentablemente Valiente no saldría airosa aunque no fuera de Pixar.

Y es que la falla de Valiente es en el más insalvable de los apartados de la compleja maquinaria cinematográfica, el guión. Son sus guiones lo que hacen únicas a las películas de Pixar, indistintamente del dinero invertido para generar texturas increíbles o personajes con movimientos más fluidos. Es el guión el que hace de Los Increíbles una de las mejores películas de superhéroes. Es el guión de Up el que te estruja el corazón sin caer en golpes bajos o bien lo que mantiene la tensión y el interés en una película casi sin diálogos como Wall- E.

La relación de Merida y su madre la Reina articulan la película con un mensaje simplón y de por demás punitivo. Hay una variedad de personajes secundarios de corte cómico que entregan algunos sketches bastante graciosos (los hermanitos de Merida y sus pretendientes son los más destacables)  pero dramáticamente es muy poco lo que se juega. Básicamente una relación madre-hija adolescente digna  de una película de Lindsay Lohan antes de que desbarrancara, de esas en las que hay cambios de cuerpos o cosas por el estilo.

Y la verdad no hay mucho más para decir. Cuando un personaje tiene que expresar la vuelta de tuerca de la película en voz alta, a la manera de un soliloquio, es que algo no anda bien desde el vamos. La aparición y desaparición del personaje de la bruja y la horrible moraleja (resígnate y las cosas se solucionaran) terminan de sabotear una película renga desde su planteamiento.  Llegando hasta lo más impensado para una película de Pixar, por momentos se vuelve aburrida.

En definitiva 185 millones de dólares de presupuesto y 20 años de experiencia en animación te pueden dar una soberbia espectacularidad visual y un alucinante cabello mecido por el viento, pero sin un buen guión, nunca habrá una buena película.