viernes, 13 de julio de 2012

Reseña La Plegaria Del Vidente (Gonzalo Calzada, 2012)


Vuelta de Tuerca


La Previa


Lunes 9 de julio, feriado. La única opción que nos quedaba para poder ver La Plegaria del Vidente, a tan solo dos semanas de su estreno, es el cine Gaumont. Su fugaz paso por las salas no solo nos entristece sino que nos resulta bastante inexplicable. La Plegaria del Vidente es una película para gran público e incluso así se comportó en la taquilla el poco tiempo que estuvo en ella. Se mantuvo entre las 10 películas mas vistas de la Argentina durante las dos semanas que se lo permitieron, e incluso llevo más público en su primera semana que “Fuera de Juego” y la misma cantidad que “Larguirucho y Soledad” dos películas que la triplicaban en cantidad de copias, solo por nombrar dos estrenos argentinos de fechas similares.


La suma de una campaña publicitaria no respaldada por la TV, poca cantidad de copias y apenas dos semanas en cartel fue fatal para la película. Prácticamente salió de la cartelera y la mayoría de la gente nunca supo de su existencia. Incluso se anuló el poder del boca en boca, las excelentes críticas de la poca gente que pudo verla no tienen donde replicarse, habrá que esperar al DVD.

Nosotros tuvimos la suerte de verla en su prestreno, en el  26 Festival Internacional  de Cine de Mar del Plata el año pasado, de ahí nuestro interés en seguirle la pista, sino tal vez también nos la habríamos perdido. 

Volvamos a la función. Llegamos sobre la hora al Gaumont,  la fila de la sala 3 ya daba la vuelta a toda la escalera.  Ingresamos a la sala, que estaba prácticamente completa y derecho viejo la película sin tráiler ni propagandas.  La gente estaba ruidosa charlando y hurgando en distintos paquetes que hacían ruidos molestos, a medida  que la película fue avanzando y mostrando sus escenas de impacto, el ruido fue cediendo y dio paso a un absoluto silencio, en una trama que requiere la atención del espectador.

La historia


La Plegaria del Vidente tomó como punto de partida un hecho real, los crímenes sucedidos en la ciudad balnearia de Mar del Plata en los años 90’, los que se atribuyeron a un asesino serial de prostitutas bautizado por la prensa como “el loco de la ruta”.

La película basada en una novela del escritor marplatense Carlos Balmaceda escrita en 1999,  nos entrega un thriller con una fuerte impronta de policial negro, que ensaya una resolución ficcional de los crímenes alejada de las versiones oficiales y resignifica las suposiciones más conspirativas que se han tejido alrededor de estos oscuros sucesos con el correr de los años.

Los personajes que se entrecruzan en la trama son los del comisario Bilbao “el vasco” (Gustavo Garzón) un inspector de policía honesto y quebrado por una tragedia de su pasado, que es quien lleva adelante la investigación, Gallardo (Fabio Aste)  su asistente,  Natalia (Valentina Bassi) médica forense al servicio de la policía, un vidente con visiones y presentimientos de los asesinatos (Juan Minujin), un periodista poco ortodoxo Riveros (Vando Villamil), un policía corrupto y poderoso, el Alemán (Rodolfo Ranni) y una fiscal (Mimí Ardú).

El relato


La Plegaria del Vidente es una agradable rareza dentro del panorama del cine argentino.  Una película de género, más precisamente una de “quién es el asesino”, con estética de policial negro, título ganchero, elementos fantásticos y un recurso del cine clásico al que últimamente el cine argentino hecha mano cada vez más esporádicamente, la vuelta de tuerca final. Todos estos elementos, muy bien equilibrados dentro de un guión sólido y respaldados por una impecable factura técnica, nos llevan nuevamente a la pregunta que nos hacíamos al principio de la nota, ¿Cómo puede ser que esta película haya estado solo dos semanas en cartel? ¿Cómo puede ser que se estrenara con solo 12 copias? Viendo los excelentes resultados que tuvo en taquilla bajo estas desfavorables condiciones nos cuesta entender que ningún distribuidor haya hecho una apuesta más fuerte por esta película, o acaso nos estamos perdiendo algo y el negocio estará en otro lado.

El elemento fantástico se integra a la trama sin inconvenientes, está trabajado con sutileza y misterio, lo le agrega un distintivo único a la película y sin que quede forzado ni usado de muletilla para subsanar problemas narrativos. La estética de policial negro peca tal vez de demasiado clásica en alguna que otra oportunidad, volviendo un poco dura la voz en off del periodista Riveros.

Es necesario un punto y aparte para destacar el descomunal trabajo de fotografía, que le regala a Mar del Plata una sórdida nocturnidad y un mar surreal entre muchos otros climas densos y perfectamente trabajados. 

A título personal, nos desagrado un poco el brusco movimiento de la cámara y una suerte de temblequeo que le imprimen, sobretodo en las escenas de acción.  Aclaramos que es un detalle menor y que no es una película que desoriente ni “maree” al espectador como un recurso para generar tensión, simplemente una decisión estética que no nos terminó de convencer. 

Las locaciones elegidas en la ciudad de Mar del Plata van desde un cementerio de barcos hasta sórdidos burdeles y atraviesan la película con fuerte personalidad, sumando otro matíz interesante y distintivo más para la película. Esta apuesta a nuevos espacios para el cine argentino es alentadora y renueva el panorama casi siempre dominado por la Ciudad de Buenos Aires, el conurbano o como alternativa a la gran metrópolis un pueblito perdido del interior.

Todos y cada uno de los recursos de la película son utilizados funcionalmente, demostrando un agradable detallismo y preocupación. Como ejemplo podemos citar los créditos finales, que están armados como si fueran artículos periodísticos que presentan a cada personaje en juego y referencia a los artículos que presentaron el caso durante el film.  

La Plegaria del Vidente es una película arriesgada, llena de buenas ideas y de una mixtura de géneros absolutamente inusual en el cine argentino. Nos regala perlas como la inclusión de “el icono del policial argentino” Rodolfo Ranni en un papel memorable que le sienta como anillo al dedo. Pero por sobre todas las cosas, la película sorprende. La vuelta de tuerca funciona y no es para nada condescendiente con el espectador, siendo perfectamente comprensible sin necesidad de recapitulaciones obvias.  

Como espectadores deseosos de que el cine de género crezca y se afiance cada vez más en la Argentina nos sentimos muy agradecidos por La Plegaria del Vidente y también bastante tristes por la enorme cantidad de gente que habría disfrutado ampliamente esta película, y por razones que se nos escapan no tuvieron oportunidad de hacerlo.

Gonzalo Calzada  es productor, publicista, docente y director de cine egresado de la Universidad del Cine. La Plegaria del Vidente es su segundo largometraje, habiendo debutado en el 2008 con la película Luisa.

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