sábado, 6 de octubre de 2012

SITGES: Día 1


Nuestro primer día en el festival duro mas de 30 horas e implicó un viaje de once mil kilómetros en el cual fuimos desfilando a través de una combi, dos aviones, un micro y dos trenes. Con el jet lag martillándonos aún el cerebro y henchidos de felicidad pasamos a contarles nuestra primer jornada en el Festival Internacional de Cine de Catalunya, o festival de Sitges para los amigos.

Buenos Aires nos despide llorando. Llueve y esta gris. En la ventanilla de migraciones del Aeropuerto de Ezeiza suena por lo bajo “Mi Buenos Aires Querido”, el contraste resulta inmejorable ya sea eventual o premeditado.

Una vez en el aeropuerto del Prat en Barcelona partimos con las valijas a cuestas hacia Sitges la pequeña ciudad balnearia donde se realiza el festival. El complejo sistema de ferrocarriles local puede resultar un poco hostil para quien no este familiarizado pero con paciencia y atención se puede llegar a destino sin sobresaltos.


Sitges es una ciudad hermosa y acogedora llena de calles sinuosas y estrechas muchas de las cuales conservan construcciones medievales. El festival se respira en el ambiente, a pesar de ser el primer día y todavía no apreciarse mucho movimiento la ciudad esta encarcelada   y  todos los comerciantes se han puesto la camiseta acondicionando sus vidrieras con motivos acordes al festival que este año tiene como motivo “el fin del mundo”.

Las playas son hermosas y a pesar de estar en otoño hizo bastante calor y podía verse mucha gente animándosele al agua. El calor ayuda a identificar a los que concurren al festival, son aquellos que van transpirados y sofocados, vestidos de negro de la cabeza a los pies.

La sede principal es el Hotel Mellia, centro administrativo del festival y lugar donde se encuentra el Auditori una sala para 1500 espectadores donde se llevan a cabo las presentaciones y las funciones de la competencia el festival. El circuito es completado por dos salas más pequeñas El Prado y El Retiro, alojadas en el centro de la ciudad. 

La estrella de la jornada fue la película de inauguración, el thriller español “El cuerpo” del director Oriol Paulo  con las estrellas locales Belén Rueda y Jose Coronado. Alfombra roja, prensa y toda la bola. No conseguimos entrada para el pase posterior de la película luego de la fiesta inaugural lo cual es una pena ya que muy poco cine de género español logra llegar a nuestras salas. Por otro lado la posibilidad de dormir 8 horas de corrido luego de tremendo ajetreo no solo resulto tentadora sino más bien cuestión de salud. 

La primera vez que escuche hablar de este festival fue en el año 2002 a través de la revista La Cosa. En aquel contexto con la Argentina quebrada y un futuro incierto me recreaba leyendo sobre esta fabulosa cita cinematográfica, el festival de cine fantástico más importante del mundo. Sitges bien podría haber estado en el reino de OZ en lugar de en España de lo inaccesible que me resultaba. Hoy diez años más tarde en la Argentina que por suerte nos toca vivir con gran alegría y  prácticamente una vida después aquí estamos. Así son las vueltas de la vida y no puedo estar más feliz por ello.

No hay comentarios:

Publicar un comentario