miércoles, 24 de octubre de 2012

UNASUR: La hora cero (Diego Velasco, 2010)


Tarde de perros 


La previa


Martes, tercer día del Unasur Cine, nos apresuramos al Cinemacenter para ver esta prometedora película de acción venezolana a puro sicario, acción y despliegue de producción y entretenimiento.

Dirigida por Diego Velasco, el director del cortometraje Cédula ciudadano, ganador del Oscar, y Looking for charity, y realizador de la primera sitcom latinoamericana para la televisión venezolana llamada Planeta de 6, además de colaborar como director de fotografía para canales como Fox, Disney, MTV o Discovery.

Lamentablemente se programaron las únicas 2 funciones de La hora cero en el mismo y hostil horario, las 14hs, y dado que es la hora de la siesta en San Juan, asistió poca gente. Se proyectó dentro de la sección de la Competencia Oficial Internacional - Ficciones.

Tuvimos la suerte de presentar la película y estuvimos charlando con el productor Rodolfo Cova al final de la proyección, y nos contó entre otras cosas que esta película tuvo más de 1 millón de espectadores en Venezuela y fue la tercer película venezolana más vista en la historia de la cinematografía en ese país, manteniéndose en cartel durante 6 meses.

Fue la ganadora del premio Mejor Actor Revelación por Zapata 666, protagonista del filme, en Unasur Cine.



La historia


Bajo la premisa “Un asesino que esta vez deberá salvar una vida” y tomando como referencia una huelga real de trabajadores médicos acontecida en 1996 en Venezuela, la película trata sobre un temible sicario llamado "La parca", que para salvar a una mujer embarazada inconsciente por un balazo que ha recibido, y dado que los hospitales públicos están en plena huelga, la única y desesperada solución parece ser tomar por asalto una clínica privada y convertir a los médicos y pacientes en rehenes.
Lógicamente de esto se sigue el sitio policial, el infaltable circo mediático y una sangrienta batalla a contrarreloj de todos contra todos.


El relato


Ya desde la escena inicial, el relato ofrece un ritmo esquizofrénico de acompañamiento de un grupo de sicarios que llevan en una de sus motos a una mujer embarazada, con un balazo en la panza y a punto de morir. Junto a las corridas en moto y los disparos a todo lo que se presente en el camino, en paralelo vemos diversos noticiarios que frívolamente relatan una huelga de trabajadores hospitalarios. La pauta deja entrever un objetivo imposible y abre la narración del “a todo o nada”. En esta secuencia inicial, la violencia llega a su punto máximo cuando dentro de un auto que viaja a toda velocidad, se induce el parto a fuerza de cuchillo.

La puesta en escena despliega diversos recursos de producción de alto costo, como el uso de grúas o tomas desde helicópteros, y están bien logradas las escenas de motos que suben por escaleras o cuando hay multitudes de gente en acción constante. Además apela a otro tipo de elementos menos complejos, como la cámara en mano, que suma a las escenas más dramáticas una estética desquiciada. Por otro lado, existen flashbacks que narran la infancia del protagonista, y estas tomas de los montes caraqueños son de fotografía cálida por los tonos tierra y los atardeceres, pero además se construyen con planos estáticos y frontales, logrando expresar simplicidad e inocencia contando la historia del primer amor, en alto contraste con el presente violento del quirófano, el búnker policial,  el estudio televisivo, y el disturbio de la huelga. 

Con un guión que abre al desarrollo alternado de diversos géneros como el policial, la acción, la crítica social, la tragedia, sumado a las intensísimas actuaciones, La hora cero narra una historia atrapante, llena de giros dramáticos y recursos espectaculares que sorprende a cada instante y mantiene al espectador atento hasta el último minuto.

Lo que al comienzo parecía ser sólo una historia de injusticia social y drama de clase, se va transformando con cada escena en una trama de intereses compleja, que recuerda en algún punto a Tarde de perros, una película norteamericana de 1975 interpretada por Al Pacino, claro que salvando amplias diferencias con ese filme. Porque en este caso, más que de víctimas de una sociedad hostil, se trata de victimarios, homicidas profesionales que hacen lo que sea por lograr su objetivo. Pero a medida que avanza el filme se va deconstruyendo el prejuicio de quién es el bueno y el malo, y que en realidad nada es lo que parece. En ese sentido se puede leer, por ejemplo, la escena en que La parca se convierte en un héroe popular, a pesar de ser un temible sicario.

Cabe destacar la actuación de Zapata 666, que al sostener el mismo tono de voz durante todo el filme sin subidas ni bajadas rematantes, y sumado a su presencia física, no sólo le otorga misterio y severidad a La Parca, sino sobretodo la personalidad segura y fuerte del que debe resistir pese a todo.

Por todo esto el relato de Diego Velasco es absolutamente original, ya que se encamina en la construcción de una crítica social, pero sin dejar de sumarle acción y entretenimiento o sin escatimar en recursos narrativos. Difícilmente creemos que la versión norteamericana pueda igualar a esta joyita venezolana, aunque los productores, dueños de los derechos absolutos de esta película, le dupliquen el monto.





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