domingo, 18 de noviembre de 2012

Diario del Festival de Cine de Mar Del Plata


Finalmente llegó noviembre y con él, el festival que tantas satisfacciones nos ha dado. En su vigésimo séptima edición el Festival Internacional de Cine de Mar Del Plata comienza, y como no podía ser de otra manera, nos entrega una catarata de películas para disfrutar, junto con otras tantas actividades en las que participar.

Este año quizás sin nombres tan populares y reconocibles del ámbito internacional, pero con joyas únicas como nuestro queridísimo Juan José Campanella dando una clase magistral sobre su largometraje animado en  producción, Metegol. Y con secciones maravillosas como Hora Cero, las Venas Abiertas, 2.0, Filmoteca en Vivo, el homenaje a Jorge Amado, los Estudios Ealing, y tantas otras que sumadas a las competencias internacional, latinoamericana y argentina, que tienen sorpresas muy interesantes, a los cortos, los documentales y las proyecciones especiales, todo esto hace de este festival una experiencia única e irrepetible que por suerte sucede todos los años.



Día 1


Como no podía ser de otra manera la ansiedad me carcomía los huesos de tal manera que a pesar del cansancio no puede pegar ojo luego del viaje. Siendo ya las 8:30 de la mañana del sábado decidí salir a dar una vuelta, saludar a Quique y Tony (los lobos marinos protagonistas del festival del año pasado) y por supuesto, a averiguar donde debía dirigirme para la acreditación.

Luego de visitar brevemente la playa, noté una formación ya conocida por todos: la fila. En la puerta del cine Auditorium, la gente se estaba acumulando una detrás de otra, sin saber muy bien porque. Las puertas se abrirían de un momento a otro, pero todos debíamos averiguar al entrar si estábamos en el lugar correcto. Algunos querían entradas, otros como yo querían acreditarse y también estaba el típico sujeto que disfruta de hacer la fila solo por el hecho de participar. En cualquier caso, al abrirse las puertas, ingresamos, y luego de confirmar que cualquier trámite relacionado al festival se hacía allí, tomamos una grilla de programación gratuita y nos dispusimos a conseguir lo que queríamos.

La organización siempre hace un poco de agua el primer día. Hasta que los asistentes y voluntarios se ponen a tiro con las tareas puede pasar un tiempo, y eso significa cambiar de filas, ir de un lado para el otro y recibir respuestas como: “La verdad, no tengo ni idea”. Eso puede caldear los ánimos de algunas personas, especialmente del cinéfilo más abundante en Mar Del Plata, la gente transitando la tercera edad, que ya de vuelta de todo, exigen atención inmediata y personalizada.

A pesar de las vicisitudes y las idas y vueltas, ya tenemos nuestra acreditación y nuestras primeras entradas. Hoy la jornada es completa, veremos películas de secciones variadas desde Competencia Oficial hasta secciones tributo.


Apertura del Festival


Con toda la pompa  y el glamour sin dejar de ser popular, inició el evento de apertura del 27 Festival Internacional de Cine de Mar del Plata. En el primer piso del teatro Auditorium con estrellas flashes y un desborde absoluto frente a los canapé. José Martínez Suárez estaba con un traje impecable y rodeado de sus fans, por otra parte estaba Victor Laplace por la presentación de Puerta de Hierro el exilio de Perón (Fernandez, 2012),  Los Quintana Brothers  presentando Making off sangriento y también Martín Piroyansky  presentando  su primer trabajo como director Abril en Nueva York.

Fue necesario que se bajaran las luces del hall para hacer evidente que el público debía abandonar el canapé para ingresar a la sala. La presentación estuvo a cargo de Gabriela Radiche como todos los años, presentó un audiovisual de homenaje realizado por el INCAA a Leonardo Favio Poesía. Pasión.Memoria  fue muy emotivo y aplaudido. Luego se proyectó el spot oficial del festival y el presidente José Martínez Suárez dio unas palabras de bienvenida.

Finalmente se presentó al director, productor y actores de la película  de apertura del Festival, El muerto y ser feliz del español Javier Rebollo, interpretada por José Sacristán, se abre el telón y empieza la función. En una extraña decisión de la organización la proyección arrancó cuarenta minutos antes de lo previsto, dejando a muchos desconcertados y a algunos insatisfechos por no haber podido ingresar a tiempo.


Y de todas maneras el film resultó decepcionante. Una voz en off relata constantemente todo lo que sucede, que no es mucho, logrando algunas veces sacar risas de algún espectador, especialmente cuando se refiere al mal funcionamiento de las cosas en Argentina, ya sea policías que aceptan la figura de una virgen como coima o los perros abandonados en la estación de servicio. Todo bastante olvidable, y sumado a la gente amuchada que seguía entrando la sala, muchos sentados en los pasillos de acceso o en las escaleras, decidimos que no era necesario terminar de verla, salimos de la sala diciendo "tal vez en otro momento".

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