domingo, 18 de noviembre de 2012

Quincas Berro D'Agua (Sergio Machado, 2010, sección: Arte y cine, homenaje a Jorge Amado)

El muerto que baila


La previa


Primer día del festival, luego de lograr la impresión de la acreditación, las entradas para el día y la reserva para mañana en una de las computadoras disponibles de la sala de prensa, salí para la sala Paseo 2 rumbo a mi primera función del día caminando a paso apretado por la peatonal desde el Auditorium hasta el shopping del Paseo. Llegué a tiempo, la sala estaba llena, cosa que provocó que tuviera que sentarme muy adelante y logré  escuchar el relato del presentador acerca de otra de las películas de la sección basada en las novelas de Jorge Amado que va mañana y por error figura basada en Doña Flor y sus dos maridos cuando es otra versión de La muerte y la muerte de Quincas de barro y agua, bajaron las luces y comenzó la función.



La historia


Quincas ha muerto, y dos grupos claramente enfrentados intentarán llevar adelante su sepelio, cada uno a su manera con su estilo y religión. En el transcurso de una noche de caravana, el difunto recorrerá alternativamente, con sus amigos y su familia, distintos lugares de Salvador de Bahía, barrio protagonista de las bellas descripciones realizadas por Jorge Amado en sus novelas.


El relato


El film inicia con una tormenta en el mar, un temporal que parece el presagio de algo malo, o una demanda de Iemanyá (en los mundos creados por Amado siempre están fuertemente presentes las creencias en los orixás) 

El protagonista de esta historia, Quincas, encarnado por Paulo José en una muy difícil actuación que desarrolla con altura, es un personaje encantador, conocido y querido por todo el barrio.

La película nos regala unas imágenes preciosas de contraste entre el puerto bahiano,  y su mercado con los puestos a la luz del día desparramando una gran paleta de colores, y su faceta sórdida en la noche, donde deambulan por sus calles los personajes marginales de los tugurios de mala muerte. La belleza de la imagen logra apreciarse pese a la proyección digital, y a que se trabó en dos oportunidades.

Las actuaciones son muy buenas, y proponen un desafiante arco de transformación en los personajes, fuertemente destacado en Vanda (Mariana Ximenes) hija de Quincas y su marido Leonardo (Vladimir Brichta). A partir de esta noche de caravana tendrán experiencias extraordinarias, al ser seducidos por el mundo de la noche bahiana. La mujer de Quincas, Manuela (Marieta Severo) nos regala una interpretación mágica al igual que las bahianas que realizan un ritual en honor a Iemanyá.

La música funciona de manera diegética y extradiegética, en el inicio del film Manuela canta un tango mientras por montaje vemos el momento de la muerte de Quincas. En otras escenas la samba popular brasilera acompaña  la noche en el prostíbulo o las corridas por las calles eludiendo la policía. 

Los títulos del principio y el final trabajan en clave de dibujo animado, con un Quincas que con su botella de cachaça camina por las calles de bahía y luego nada en el mar, todo en colores azules que marcan nuevamente la presencia Iemanyá.

Durante el transcurso de toda una noche somos invitados a recorrer los secretos de una ciudad latinoamericana maravillosa, entre bailes, amores, rituales y algunas almas beodas deberemos resistir a los encantos de Iemanyá, o dejarnos llevar por ellos.

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