jueves, 1 de noviembre de 2012

Reseña Blancanieves (Pablo Berger,2012)

Espejito Expresionista

La previa

Después del Festival de Cine Fantástico de Sitges nos dejamos unos días para visitar la ciudad de Madrid.
Es una ciudad preciosa, hemos caminado por sus calles, pasando por la Cibeles, el Palacio Real y el Paseo del Retiro y más. En nuestro recorrido por la Puerta del Sol descubrimos que en los cines estaban proyectando Blancanieves, ganadora de San Sebastián. Nos aventuramos a por las entradas y al  llegar a las salas del Cine Ideal  nos enteramos de que los trabajadores  estaban en huelga, ya que la empresa de la cadena de cines quiere suprimir las boleterías, y obligar a comprar las entradas en el bar como técnica de marketing, eliminando el puesto de los taquilleros, charlamos un rato con los muchachos y tomamos el volante que nos dieron. Luego rumbeamos para otros cines que ellos nos indicaron, donde se proyectaba la película.


La historia

El cuento de Blancanieves fue furor este año, ya que con esta, son tres las adaptaciones al cine que se hicieron en el 2012. Se trata del cuento clásico que todos conocemos pero ambientado en Sevilla, España en los años 20´. Blancanieves es la hija de Carmen la de Triana, bailaora personaje tradicional español y un torero matador. El destino hará que la protagonista quede a cargo de su malvada madrastra. Logrando escapar de esta penosa realidad, Blancanieves se suma a una compañía de enanos que hacen un espectáculo circense mientras es perseguida implacablemente por su madrastra.

El relato

La película está filmada en blanco y negro y es muda, una apuesta que Pablo Berger llevó adelante desde el 2006 anticipándose a El artista (Hazanavicius, 2012), al igual que esta resulta un homenaje al cine que permite disfrutar del lenguaje cinematográfico con las herramientas del oficio en sus épocas pioneras.

La música flamenca acompaña de forma diegética que se hace extradiegética y viceversa con gran precisión y combinada con un trabajo de montaje que anticipa los sucesos a golpe de palmas. La calidad silente de la película es algo mentirosa ya que en más de una oportunidad nos encontramos con sonido sincrónico que vuelve más fluidas ciertas situaciones.

Se destaca particularmente en la escena de Blancanieves con su abuela (Ángela Molina) con un movimiento de cámara en 360º alrededor del baile flamenco en la comunión de la niña y como desde el montaje se anticipa mediante flashes de pocos cuadros la acción que sucederá a continuación. En más de una oportunidad se introducen cuadros aislados con imágenes simbólicas como por ejemplo una calavera para anticipar los momentos de muerte.

La puesta en escena es preciosa, la plaza de toros a pleno sol, los palcos , los abanicos, las mujeres vestidas de negro con velos que tapan la cara, el traje del torero son todos elemento absolutamente barrocos que se lucen sin problema en las gamas de grises y sus contrastes.

Los encuadres son elaborados y narrativos como corresponde a la tradición del cine mudo en el cual la imagen lleva sobre sus espaldas el peso de “contar” la historia.  Abundan también otros recursos como las sobre impresiones, sobre todo cuando Blancanieves recuerda a alguno de sus progenitores.

El elenco es de primera, el torero y padre de Blancanieves es interpretado por Daniel Gimenez Cacho el asesino de Profundo Carmesí (Ripstein, 1992) o el cura de La mala educación (Almodovar,2002) un actor de raza, tan versátil como  un camaleón. La madre, Carmen la de Triana, encarnada por Inma Cuesta una actriz que no para de trabajar desde protagónico en la serie televisiva Amar en tiempos revueltos hasta la mujer de un policía en el thriller Grupo 7 (Rodriguez,2012). La malvada es Maribel Verdú que lleva adelante un papel magnífico y de quien también conocemos su trayectoria polifacética desde Belle Epoque (Trueba,1992)  hasta El laberinto del fauno (Del toro,2006 ). Este despliegue se completa con la flamante actuación de Macarena García que se llevó el palmar a la mejor actriz en San Sebastián y nada menos que la gran estrella Ángela Molina en el rol de la abuela.

Es inevitable destacar la participación de los enanos toreros que representan una propuesta original y muy acertada. Especialmente Emilio Gavira como Jesusín, reconocido por el público, por su participación en El milagro de P. Tinto (Fesser, 1998) y Sergio Dorado como Rafita, personaje rupturista debido a su relación para con Blancanieves.

Es muy interesante la propuesta de una Blancanieves torera que lleva en la sangre la estirpe taurina y tiene presente las indicaciones de su padre para torear. La subtrama que involucra a las tres generaciones de mujeres, la abuela,  la madre bailaoras y la hija torera es una apuesta que enriquece el relato, ya que trabaja con un corrimiento que desafía al género y pone torera en lugar de bailaora.

Otro de los hallazgos del relato es la resolución de la historia de amor, que tiene un giro que trasgrede la norma del cuento tradicional y nos da un gran final alejado de lo esperado en una historia conocida por todos.

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