miércoles, 21 de noviembre de 2012

Reseña Capitanes de la arena (Cecília Amado, 2011, sección: Arte y Cine, homenaje a Jorge Amado)


Legado


La previa


Si bien venimos siguiendo este ciclo homenaje al poeta de Bahía, esta película nos generaba todavía más expectativa, es una novela muy querida, muy sentida y su folklore y personajes continúan con vida en nuestro imaginario, a la par de Teresa Batista Cansada de Guerra y Gabriela Clavo y Canela. Es siempre un gran desafío ver la transposición al cine de las historias amadas, y siendo la realizadora la nieta del escritor, estirpe que goza de la protección de los Orixas esperamos una dosis de cine poetico latinoamericano.





La historia


Los capitanes de la arena son los chicos de la calle de Bahía que están organizados y planifican los distintos planes para ganarse el plato de cada día. Su líder es Pedro Bala (Jean Luis Amorim), un adolescente guerrero que deberá enfrentar distintos desafíos y aventuras, en el barrio del Pelourinho.


El relato


El film inicia con bellas imágenes de Bahía, con el mar de fondo para una procesión siguiendo a Iemanyá representada en una estatuilla de madera y rodeada de flores blancas y amarillas, que son los colores que se utilizan para sus ofrendas. La ciudad y el puerto son los escenarios donde veremos merodear a  nuestros capitanes.

Las actuaciones son un mérito a destacar, un elenco de adolescentes, algunos aún niños, encarnando con ternura las aventuras de terror y miseria en que consiste la supervivencia en la calle con sus códigos. La calidad superviviente de la que sabemos mucho los latinoamericanos.

Pedro Bala, como presentamos párrafos arriba, es el líder de esta banda y pocos minutos después de hacer su aparición en escena se bate a duelo de capoeira con un desafiante enemigo y lo vence siendo luego coreado por todos los niños del barrio. “El profesor” (Robeiro Lima) es otro de los jóvenes, apodado de este modo por ser el contador de historias y dibujante del grupo, realiza caricaturas de los capitanes que se colocan  de fondo durante la proyección de los títulos finales. Dora (Ana Graciela) es una joven niña que se suma al grupo. Los demás personajes son igual de importantes y se condicen con el imaginario propuesto por la novela.

La protagonista, indiscutiblemente la ciudad de Bahía en toda su magia, con intensos colores amarillo, rojo, verde; el blanco para la ropa de las preciosas negras bahianas. El muelle abandonado cerca del caserón donde viven los chicos, es como un fuerte desde donde ven el mar, y de donde saltan a nadar. Los garitos de la noche donde trabajan las prostitutas, que le ofrecen servicio gratis al Gato (Paulo Abade), el galán de los capitanes. 

Es interesante destacar las escenas de la procesión de Iemanyá donde la cámara se coloca de forma subjetiva como si fuera uno más de los devotos.

La estética de la película nos regala el placer de recorrer la ciudad de San Salvador Bahía desde la mirada de un abuelo y su nieta que supo ser fiel al contar esta historia, y dejarnos la idea de que pronto se nos cumplirán los deseos pedidos al atarnos la cinta de nuestro señor de Bonfim en la muñeca.

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