lunes, 26 de noviembre de 2012

Reseñas: Orden de matar, Horizontes de piedra y El vampiro negro


Viñoly Barreto a la carta en el Ambassador II


Transcurre nuestra octava jornada en el 27 festival, hemos pasado a nueva sede en  Punta Mogotes, y tenemos un integrante menos del equipo, que ya se tuvo que volver a Capital. Siguiendo la planificación de grilla  para el menú cinematográfico del día, nos tocan tres de Viñoly Barreto al hilo, con 20 a 30 minutos de corte entre una y otra. Nos ajustamos los cinturones y aceitamos el pasito a velocidad al café de la esquina de peatonal y Córdoba para estar despiertos ante cada oportunidad única de ver estas proyecciones.



Orden de Matar 1965


La historia


Un policía es asesinado y su compañero de la jefatura en busca de justicia  tropezará con un grupo de jóvenes engrupidos, así como también con  sus propios principios y desarrolla todo tipo de abuso en los procedimientos de detención y  enfrentamiento con los delincuentes.

El relato


Protagonizada por Jorge Salcedo como el inspector de policía y Nelly Meden como prostituta que regentea un cabaret de mala muerte. Completan el elenco de primeras figuras Sergio Renán y Walter Vidarte como jóvenes nihilistas que van por la vida sin medir las consecuencias de sus actos Se teje una atmósfera de sospechas y confianza traicionada que funciona. 

El personaje de Salcedo raspa los bordes yendo de la rectitud indeclinable a la justicia por mano propia. La búsqueda de justicia se va tornando una venganza personal y es interesante como se va presentando esta segunda faceta del inspector que en un principio parece incorruptible.

Las escenas de la noche porteña, el bulín con la chica  cantando un tango y las parejas saliendo a bailar son el paisaje que pinta esta historia entre persecuciones y tiroteos que se desatan cuando la policía llega al tugurio para requisar.

Este es el último film que realizó el director, es clásico y ágil, aunque hacia el final, los titubeos del inspector son un poco densos.


Horizontes de piedra 1956


La historia


Ismaco es un arriero de Tilcara,  conoce a Senda una hermosa mujer de la que se enamora y con quien deciden hacer una vida juntos. La madre de Ismaco y todo el pueblo rechazan a Senda y harán lo imposible para separarlos. 

El relato


Una rareza en el cine argentino, un melodrama de madre anclado en la puna, en el pueblo de Tilcara, inspirado en un cuento de Atahualpa Yupanqui quien además participa del film encarnando a Mamani un hombre del norte que toca la guitarra y cuenta las verdades de la tierra.

La ambientación en Tilcara pobre, con arribeños y abajeños sin nombre sólo con una descripción geográfica de su zona y con muchos diálogos anclados en comparaciones metafóricas de que los lugareños son como las piedras, callados sufridos, que algunos son llevados por el camino. Caminos que deben emprender con el fin de cruzar ganado y ganarse el pan.

Las actuaciones son muy buenas, la inoxidable Milagros de la Vega haciendo de una madre conchudísima. Mario Lozano como Ismaco, Senda interpretada por  Julia Sandoval y Mamani encarnado por Atahualpa Yupanqui.

Es un film que despliega lo regional, Atahualpa interpreta canciones en la guitarra junto al fogón, se ven ponchos y alforjas de los aguayos más variados, chinas con sus trenzas largas y hombres con sus bombachas presentan el paisaje pintoresco de puna como escenario.

La trama desarrolla un melodrama de madre que rechaza a la mujer de su hijo bien al estilo de las más malvadas del cine argentino que podrían atribuirse a Ema Grammatica en Pobre mi madre querida, Tita Merello en Los Isleros y Milagros en esta interpretación.

Con el recurso de noche americana, se filman escenas de día que simulan noches y se desarrolla un trabajo de claro oscuro que refuerza dramáticamente las dificultades que debe atravesar la pareja protagonista.

El film sostiene un ritmo llevadero y abusa de los recursos. Es comparable en temática y realización a las obras del Indio Fernández como puede ser Flor Silvestre.


El vampiro negro 1953


La historia


Un asesino de niños está suelto en la ciudad de Buenos Aires, el único distintivo para identificarlo es que viste de negro y silva siempre una misma canción, la policía deberá encontrarlo y el fiscal  a cargo resulta ser tan oscuro como el vampiro.

El relato


Es una remake de M el vampiro de Friz Lang nada menos que un clásico de los inicios del sonoro interpretado por Peter Lorre, fue un desafío que Viñoly Barreto pasó con grandeza y vuelta de tuerca.

Las actuaciones son magníficas, Natán Pinzón fue inmortalizado por este terrorífico rol, mientras que Olga Zubarri interpreta una cantante nocturna y madre sacrificada de melodrama prostibulario y finalmente Roberto Escalada encarna a un fiscal que abusa de su lugar de poder y pretende cobrarse favores.

Las ambientaciones son magistrales ya que el guion está realizado por Viñoly y Etchebehere “el director de fotografía del cine argentino”

Como contó Fernando Martín Peña antes de la proyección, el público esa noche vería una copia restaurada tal como la habían proyectado en el año 1953, y que la película de Viñoly era impecable en su fotografía surrealista y se desviaba de la versión original de Lang que era más realista, y donde además no estaba desarrollado el personaje del fiscal como contraparte del homicida como en este caso.

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